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Voto de DavidCarideS:
7
Thriller. Drama Cuatro jóvenes estudiantes con ganas de mucha juerga acaban en la cárcel, tras ser sorprendidas en una casa llena de drogas durante sus locas vacaciones escolares de primavera (spring break). Pronto salen bajo fianza gracias a un joven traficante de armas y de drogas (James Franco) que ve en las chicas a unas potenciales delincuentes que podrían serle útiles. (FILMAFFINITY)
3 de septiembre de 2013
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde la ilustración de los barrios marginales hasta el seguimiento de unos seres deformes follándose a contenedores, el controvertido, subversivo y genial Harmory Korine ha dejado su impronta provocadora en el cine independiente americano de los últimos años, perpetuando en sus obras la completa perdida del respeto a cualquier regla de “trato social” (como dirían los juristas). En ‘Spring Breakers’, su quinta película como director (o cuarta si eres de los que considera a ‘Trash Humpers’ como una broma de mal gusto), Korine crea un lienzo precioso sobre el que se dibuja una figura abstracta, sin contorno; un concepto que no acaba de desarrollarse coloreado por la calidez policromada de la forma.

El baño estético por el que se contonean Selena Gomez, Vanessa Hudgens y compañía a rebufo de un irreconocible James Franco, es espectacular, endrogado de música house, y alejado de convencionalismos narrativos. Empero, el trasfondo no es más que la línea imprecisa sobre la que se recrea el patético retrato de una generación vacía y el asquete de la realidad sin perfumar; da lo mismo el sueño americano y la reflexión de libertad culpa del hastío cotidiano, tan solo son las pinceladas embadurnadas de la lisérgica droga compuesta de culos, tetas y violencia que pondría de dardo caballero al mismísimo Russ Meyer, con la que trafica el director de ‘Gummo’ en esta película de farragosa moraleja destinada a la controversia, pero también a reivindicar el arte bello como anarquía alejada de los preceptos ya acuñados que enseñan en las escuelas.

Cine como símil a una borrachera. Unos beben y no les pasa nada, y otros acaban etílicos. Gracias a dios, me entiendo bien con los borrachos, es por eso que quizá la película de Korine me haya llenado de una cierta nostalgia consiguiendo que la valore en la medida de una experiencia que me remite a aquellas noches bebiendo whisky siempre rematadas en conversaciones incoherentes y pseudo-reflexiones sobre el futuro, y no como algo desmontable por la vía racional, pero… ¿que importa? A veces nos olvidamos que lo más puro que aspira a trasmitir el cine son las emociones; la mirada honesta, que se revela en nuestros sueños, cuando nuestra razón está en letargo y nos desentraña nuestros miedos y deseos. Ya lo decía Chaplin en la obra maestra 'El gran dictador': “pensamos demasiado, sentimos muy poco”. No pienses y embárcate en la experiencia de ‘Spring Breakers’.

@DavidCarideS
DavidCarideS
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