Actualmente las nuevas generaciones traen instaurado un chip que los pega de tiempo completo al celular y los determina como autómatas, haciéndolos dependientes de él para bajar la ansiedad de sentirse aislados y entrar en las dinámicas de comunicación establecidas en este tiempo. Hoy la sofisticación de estos aparatos en la vida diaria hacen que cualquier joven los emplee a modo de juego, en el cual gracias a las cámaras que traen implementadas les permitan captarse desde los momentos más habituales para pasar a los de su propia intimidad.

Así es el comienzo del film de Maja Milos, quien detrás de Jasna recorre su entorno familiar y escolar fragmentado por su falta de amor propio, seguridad y una coraza que porta ante sus más allegados. La trama de esta cinta es limitada a vivencias de muchas jóvenes occidentales; la directora no cuenta nada que no se intuya, la competencia sexual y hostilidad entre los imberbes a la voz de ya, en aulas, pasillos o fiestas, exasperado por las drogas y el alcohol. La historia exenta entre sus líneas algún hecho que desate de la repetición constante, no es sorpresiva y por momentos da la impresión de sostenerse más por el material gráfico y la humillación del personaje en cuestión que a todas luces se nota moralino y con tendencia a reprobar mas que a exponer.

Pornoclip polémico, sí, muy corto en lo que a argumento refiere.