La fealdad interna se evidencía por cuestiones de poder, revancha, desamor, egoísmo, envidia, interés y un sin fin de sentimientos negativos en un mundo donde lo material arrolla todo tipo de lealtades y por tanto lazos filiales existentes en psiques más conciliadoras y en búsqueda del bien común. Mas siempre hay esa contraparte con creadores como Anurag Kashyap que al parecer tiene esa afinidad por mostrarnos lo más áspero de las sociedad india —por ubicarlo geográficamente, ya que la vileza no tiene nacionalidad—, donde deja en claro la desconfianza social, así como la ineficacia de los cuerpos policíacos y la impunidad con que suelen actuar.

El desasosiego de una madre es transmitido hacia su hija, quien con tal de escapar de un entorno disfuncional espera con ansias la llegada de su progenitor, quien se encuentra separado de ellas. Al salir de su apartamento y antes de llegar a su destino éste subirá por unos parlamentos que un amigo le hará entrega para una prueba de actuación, sin embargo todo se vendrá abajo cuando ambos se percaten de la ausencia de la menor al interior del carro donde esperaría al padre. Dicho suceso movilizará a varias personas, las cuales se aprovechan del suceso para sacar obtener beneficios o bien coartar la ayuda de otros para su localización y rescate.

Con una interesante historia, el filme no es sólido gracias a su montaje, por momentos es confuso, con escenas innecesarias y una duración poco estimable.

Al momento Raman Raghav 2.0 tiene las de ganar.