En un país donde la diferencia de clases es tan marcada y la pudiente pareciera ser la que tiene cabida en los diferentes medios para expresarse —muchas veces con una corta concepción de aquello interesante y permutado por la comicidad ramplona—, llegan jóvenes que incursionan en el guionismo con mayores expectativas. Así la actriz Sofía Espinosa, decide aventurarse no sólo en el el rol protagónico de "Los bañistas", sino en ser ella la que proponga una historia calada de desencanto social y da la otra cara dispar de jóvenes y viejos sin las mejores oportunidades que pautan a nuestra población y que por desgracia son las mayorías en el México actual.

Con título curioso y que remite a otra situación contraria a lo que plantea Espinosa en su guión, Zunino se traslada a un edificio donde viven una joven y un viejo, ambos en desalentadas circunstancias. Ella y la imposibilidad de continuar estudiando por el paro iniciado en su universidad, mientras que él es un recién desempleado que a falta de oportunidades su desgane lo conducirán hacia la depresión. Los personajes se encuentran solos e inmersos en medio de una protesta social donde ninguno al parecer se ve favorecido ni por sus condiciones y mucho menos por lo que cada uno representa socialmente (la juventud y la experiencia, respectivamente) por lo que tendrán que sobrellevarse con un esperado encuentro que será un medio respiro y aguantar la opresión que indirectamente el sistema ejerce contra ellos.

Se nota mucha atenuación del desencanto, no existe ese tremendismo de otras cintas, pero tampoco eso que la haga deleznable. La joven guionista da indicios de llevar a la pantalla grande algo más que las preocupaciones banales de muchas otras limitadas que ganan espacios sólo por alguna que otra cinta taquillera, pero tampoco de grandes argumentos.

Interesante.