La turbulencia de los tiempos trae cambios, nuevas formas de entretenimiento, arrebata aquello que si no obsoleto lo vuelve como tal y el showbusiness nocturno desapareció repentinamente, sin dejar cobijo a algunos cantantes, cómicos y vedettes que acostumbrados a la buena vida no libraron las consecuencias del desplome y cierre de recintos destinados al entretenimiento.

Con buenas expectativas María José Cuevas, hija del afamado pintor, busca un espacio como cineasta y se abre brecha con un documental que aborda la vida de 5 afamadas del Centro nocturno en los años 80, que con la sensualidad requerida a través de su presencia en el escenario, con atuendos vistosos y un tanto de gracia para bailar y cantar fueron suficiente paara ser consideradas las reinas de la noche. Así es como de entre tantas, la cineasta escoge a las más representativas del tiempo, Olga Breeskin, Lyn May, Rossy Mendoza, la uruguaya Wanda Seux y la argentina Princesa Yamal.

Con rebelaciones sospechadas por el espectador sobre los acontecimientos de estas cinco mujeres en su momento cumbre, el documental alcanza una fluidez capaz de llevar a los más renuentes del género al entorno más intimista de las exvedettes, quienes recuerdan sus años de gloria, recrean sus vivencias a través de las plumas, flores y hasta violines los deseos conferidos por quienes disfrutaban de sus shows y por que no, hasta de su compañía.

Cuevas se va hacia los vevenciales más emotivos y evita caer en las declaraciones morbosas. Es un documental con buen archivo vidoegráfico en la que televisa definitivamente colaboró para enriquecer los testimonios de cada una. De la fama al posible olvido, de la abundancia a la modestia, de la vida nocturna a la del común denominador, de la salud a la enfermedad y visceversa.

Un proyecto de buen temple.