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Voto de Verdebotella:
7
Drama Narra la historia de una mujer llamada Ingrid, que tras quedarse ciega decide volver a su hogar en busca de tranquilidad. (FILMAFFINITY)
22 de mayo de 2015
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con este mantra que se repetía el joven Léolo durante su corta pero intensa vida bien nos sirve para titular esta crítica. Blind (2014) es toda una declaración de intenciones desde sus primeros fotogramas con la voz en off casi omnipresente de su protagonista guiándonos como si de un lazarillo se tratase.

“Todavía puedo ver en mis sueños.” Con un monologo inicial sobre la percepción y los detalles nos adentramos rápidamente en el epicentro de la historia: Ingrid es una escritora treintañera que acaba de quedarse ciega. Una especie de atrofia o enfermedad degenerativa ocular ha afectado de manera irremediable la manera de entender la vida. Y como si volviese a nacer la protagonista reordena su rutina intentando desarrollar su talento creativo.

Blind es una historia de personajes solitarios en apartamentos vacíos, con un tono melancólico que empapa cada línea. Una historia de barreras invisibles, tanto físicas como verbales, de convenciones sociales que denotan una incomunicación social soterrada. Ingrid no encuentra su lugar, su marido intenta convencerla para afrontar su nueva realidad, ella rechaza cualquier acercamiento mientras se recoge ensimismada en su sillón. Ingrid imagina que ve, crea sobre sus recuerdos, utiliza su obra para desnudarse emocionalmente en un vano intento de ejercicio reflexivo sobre su nueva realidad.

Y es que Ingrid vuelca a través de sus personajes todas y cada una de las inquietudes y dudas que le asaltan, aunque bien podría resumirse en el concepto de “miedo a”, la inseguridad. Miedo a no controlar su ansiedad literaria, a perder su talento, miedo a su nueva forma de vida, a convertirse en una desvalida, miedo a su matrimonio, la infidelidad, la falta de deseo, miedo a salir a la calle, a sentirse observada, miedo a ser madre… En su imaginación, nos desvela la inquietud que le embarga, el no poder controlar su vida. En este caso, el miedo no es sinónimo de temor sino de duda. Ni mucho menos Ingrid es una persona pesimista, es más su actitud apática, entre el escepticismo y el nihilismo, lo que hace que su relato se vuelva más turbio.

Cuando la confusión se apodera de la película nos introducimos de lleno en la mente de Ingrid y la narración comienza a entremezclar su vida con la ficción que desarrolla, historias dentro de historias. Aquí, el acierto de la película, cuando la escritora juega a ser Creadora y se deja llevar por sus miedos y dudas, tal es el nivel que no solo se confunden su vida y la de sus personajes sino que ella hace partícipe a sus personajes de sus problemas, y vemos como los moldea hasta crear auténticas semejanzas de su vida. ¿Por qué? Porque busca respuestas a preguntas que no se atreve a hacer, a discusiones que no sabe tener o a las que teme enfrentarse.

Eskil Vogt, director y guionista, dirige con una sobriedad que casa perfectamente con el tono de la historia, juega con una puesta en escena que oculta deliberadamente aspectos y detalles como si fuese un juego de trileros, adoptando el espectador una postura casi ciega, haciendo una perfecta metáfora con el título del film, intercambiando escenarios y ritmos en los contraplanos, jugando con la narración, aportando matices, como en el reencuentro en el bar de los viejos amigos.

"Los recuerdos no son exactos. Nadie puede recordar el edificio entero. No todos los detalles." Blind nos habla de viejos reproches, de madurez y de soledad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Verdebotella
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