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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Giskdan:
2
Terror. Thriller Sara es una chica estadounidense que busca a su hermana gemela desaparecida en el bosque Aokigahara, a los pies del Monte Fuji en Japón. A pesar de las advertencias de todo el mundo para que no entre en el bosque, la joven acaba yendo para descubrir la verdad sobre lo sucedido y averiguar el destino de su hermana. Sin embargo, se tendrá que enfrentar a almas atormentadas y muertos que se aprovechan de cualquier persona que vaga por ese bosque. (FILMAFFINITY) [+]
3 de marzo de 2016
23 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Título original: Grave Halloween (The Last Halloween) (TV)
Año 2013
Género: Terror | Sobrenatural.
Sinopsis :Maiko (Kaitlyn Leeb) es una estudiante de intercambio en Japón que pretende descubrir la verdad detrás de la muerte de su madre biológica dentro del conocido “Bosque del Suicidio”. Para ello ira junto con unos compañeros que filmaran todo como parte de un trabajo escolar, aunque esto perturbará a los espíritus. (FILMAFFINITY)

¿ALGUNA VEZ SALDRÁ UNA PELÍCULA CON UNA IDEA QUE A NADIE SE LE HAYA OCURRIDO ANTES? QUÉ LO TIRÓ...

Vi este film porque había leído que ella hacía un doble papel, y a mí me gustaría tener una esposa que fuera parecida a Natalie Dormer, y engañarla con una amante que también se parezca a Natalie Dormer.

A quién no le gusta, con la fea belleza de sus raras facciones (“El alien más sexy del mundo”, como acertadamente la definió un usuario de IMDB) y su voz fuertona y gutural que recuerda en algo a la de Lauren Bacall, a la que Natalie ya personificó sin hablar en el cortometraje "Electric Cinema: How to Behave" (2012). (a Bogart lo hacía Benedict Cumberbatch, que ahí sí que no se parecían ni de lejos).

Conocida mayormente por sus roles en Game of Thrones, Hunger Games y como la ocasional antagonista en Elementary, la inglesa sin duda merecía que su debut como protagonista absoluta transcurriera en un producto mejor que este.

En esta historia, tenemos a la blonda en tierras niponas, en pos del objetivo de adentrarse en el infame bosque Aokigahara con la esperanza de encontrar a su hermana gemela desaparecida.

Un poco de investigación internerda sobre el lugar confirma que los japoneses están bien locos. El bosque está a los pies del monte Fuyi –ese que aparecía en Mazinger Z- y fue bautizado informalmente como “el bosque de los suicidios” debido a que, por inspiración de relato de 1960 de un escritor famoso llamado Seicho Matsumoto - en cuyas pátinas una pareja de amantes se quitaba la vida en el lugar- ahora todos lo que se quieren matar en ese país van a hacerlo a su vegetación para seguir la moda. Vendría a ser la versión ponja del Golden Gate de San Francisco. Ya saben, ese dichoso puente en el que en todas la películas de Hollywood hay uno que se quiere tirar, y siempre aparece el protagonista para intentar salvarlo y hacerlo recapacitar sermonéandole con que “no lo hagas, la vida es buena” y eso.

En este bosque tanta gente se quita la vida, que las autoridades han hecho colocar en sus ingresos también cartelería con mensajes esperanzadores pidiendo a la gente que piense en sus familiares, que pida ayuda, que se comunique con asistencia al suicida, que siempre hay una luz al final del tunel, etc.
Los productores de Hollywood también están adquiriendo esta conciencia social, y empezaron a poner carteles con mensajes similares a la salida de las salas donde se proyectó la última película de Keanu Reeves dirigida por Eli Roth.

Dicen los datos que se estima que solamente en 2010 hubo en el bosque 200 intentos de suicidio, de los cuales 54 personas terminaron muriendo, lo que revela que los japoneses hacen buenos equipos de audio pero tienen una efectividad de mierda para esto otro. Contrariamente a lo que esperaba este amistoso servidor, la metodología más común en los suicidios en el bosque ha sido por ahorcamiento y sobredosis de drogas, y no por harakiri, dato que nos descubre que TODO LO QUE NOS MOSTRARON DURANTE DÉCADAS DE CINE CLÁSICO JAPONÉS ERA UNA MALDITA ESTAFA. Los ponjas también tienen la creencia de que el Aokigahara está habitado por los llamdos yūrei (“espíritus enojados”). Aparentemente, están enojados de que siempre los usen sin permiso en películas de terror de mierda.

La atropellada presentación del “conflicto” en los minutos iniciales, más un confuso montaje de ida y vuelta a flashbacks, ya nos indica desde el principio que la cinta va a ser bien mala. Natalia, angustiada, se va a un bar donde se engancha a un guapo guía y se adentra en el bosquecillo, ya allí arranca una aburrida Proyecto Blair Witch sin cámara subjetiva y con sustos baratos de alucinaciones apareciéndose de golpe con ruidos fuertes. La parte que intenta dar más miedo, es una en que Natalia abre lentamente la cremallera de la puerta de tela de una carpa amarilla estilo iglú, muy, muuuuuuy lentamente, haciendo esperar al espectador que algo horroroso finalmente aparezca desde el interior.

Bajar una cremallera nunca fue ni será algo aterrador, a menos que hubiese sido la cremallera de la espalda del vestido de la Duquesa de Alba.
Giskdan
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