Comienza muy en la línea del humor mexicano, se basa en el juego y tergiversado de palabras que "inventó" Cantinflas y que luego heredó Chespirito explotándolo hasta la extenuación en "El chavo del 8".

El problema de la cinta de González es que no sabe a donde va. Demora mucho en plantear un conflicto y cuando lo hace no sabe cómo resolverlo. Tenemos una introducción muy larga que es irónicamente lo mejor y más divertido del film y luego una resolución larguísima donde el set se transforma en una selva y da lugar a cualquier cosa aburriendo bastante al espectador.

Incluso se alargan varios chistes, la historia de la tía que muere en el casino es contada con una parsimonia que aburre al más paciente, la vuelta del tipo de Hacienda es innecesaria, así como todo ese carnaval que sale al final. La historia debió terminar cuando él publica el libro y listo.

Una pena porque incluso parece que quiere proponer algo de crítica social contrastando la perfección de donde proviene el personaje de Robertha con la ambición inescrupulosa del mundo "real" ambientado en París; pero se queda en nada de nada desde es ángulo.

Lo mejor: Garcés. El actor se luce en esos juegos de palabras que incluso son incluidos como monólogos.
Lo peor: muy larga, la historia es muy pobre para casi dos horas de metraje.