Decir que el cine de animación japonés es una gran fábrica de sueños, no sólo de los mejores a nivel mundial sino posiblemente del mundo entero, es una verdad como un templo. A lo largo de los años nos han deleitado con auténticas obras de arte que nos trasladan a un mundo de imaginación sin igual.

"Arrietty y el mundo de los diminutos", aunque no haya sido dirigida por Hayao Miyazaki, éste actúa como guionista junto con Keiko Niwa, aparte de que quien la dirige es Hirosama Yonebayashi, una de las manos derechas de Miyazaki, y para ser su debut en la dirección, hace un excelente trabajo.

No voy a decir que es mayor o mejor que las obras ya consagradas de Estudio Ghibli, porque eso es imposible, pero si está a la altura y eso ya es mucho decir. Basta con decir que cualquier película perteneciente a la factoría Ghibli es como mínimo genial.

Por mucho que la gente se empeñe en criticarla comparándola con las otras obras de Miyazaki, lo primero de todo, que se pongan de acuerdo consigo mismos y asimilen que no la dirige Miyazaki sino Yonebayashi. Y respecto a si es una obra menor, no la puedes comparar con ninguna otra, más que nada, porque todas las comparaciones resultan odiosas, y finalmente porque no se puede.

Ésta, es una de esas películas especiales que una vez terminas de verla, sabes que acabas de ver otra joyita del cine de animación. Un film que quedará impregnado en la mente de todas aquellas personas de quienes sepan de verdad apreciar y degustar obras de arte como ésta.