“Happy feet” es, por desgracia, una película que se queda a medio camino de conseguir sus objetivos. Y es una lástima, pues sus intenciones son de lo más nobles y es todo un disfrute de delirio visual gracias al poder de sus imágenes.
Difícilmente vamos a encontrarnos con una cinta con imágenes tan impactantes como la que nos ocupa. Cada segundo de la cinta es todo un regalo para la vista. No cabe duda de que estamos frente a una de las películas de animación más cuidadas y trabajadas, no tiene nada que envidiarle a Pixar. Goza de unos fantásticos gráficos por ordenador, unos modelados increíbles y con unas muy buenas animaciones.
Lo malo o lo que no está tan logrado es la trama o esencia del film, pues se queda a medio camino de lo que pudo haber sido. Es de alabar el incluir un argumento que parta de una sencilla premisa como la falta de alimentos y atribuirlo a la intervención del ser humano y de cómo los dirigentes de una sociedad intentan manipular al pueblo haciéndoles creer que es obra de los dioses, para así controlar a la plebe. El problema es que no deja de ser una cinta de animación dirigida a los más pequeños, por lo que su mensaje de denuncia pierde bastante fuelle y fuerza narrativa.
El resto de la trama que hace hincapié a la historia de amor y de auto superación es atractiva, no está mal, pero es muy tópica, en exceso, sin que hayan demasiadas sorpresas, ni siquiera cuenta con personajes demasiado carismáticos. Pese a que su trama esté bien llevada a cabo, no resulta ni muy dinámica ni muy impactante.
El tramo final mejora substancialmente gracias a la inclusión de los seres humanos en la historia y de su mensaje ecologista.
“Happy feet” parte de una muy buena premisa, posee momentos absolutamente brillantes, soberbios y muy valientes, junto a otros que pecan de ser muy conservadores y con una ausencia palpable de fuerza y pulso narrativo. Sin embargo, merece la pena verla únicamente por su increíble calidad visual, extraordinaria en todos los sentidos.