¿Quién no ha jugado alguna vez con los Lego? Quizá se era más de Playmobil o de G.I. Joe, pero alguna vez construimos algo con los famosísimos ladrillos de plástico. Un juguete, un artefacto de diversión y ficción que amenizó nuestra niñez y agitó nuestra imaginación.

Los irregulares directores Philip Lord y Chris Miller son secundados por Chris McKay, cabeza visible de la hilarante serie de culto 'Robot Chicken' (2005-actualidad), quien aporta un grado de distinción al salto de Lego a la gran pantalla. Pese a ello, gran parte del éxito pertenece a los dos primeros nombres citados, que coescriben el guión y firman así su mejor trabajo como tándem y también a título individual.

La película tiene la estimable capacidad de construir (y nunca mejor dicho) un universo propio gratificante y de generosos (y constantes) estímulos visuales. Lo logra gracias a una superlativa combinación de animación tradicional y por ordenador, demostrando que ambas técnicas no tienen por qué estar enfrentadas y que su asociación no resulta una herejía sino una poderosa fuente de jugosas posibilidades.

La cinta, que muestra la típica historia de elegido que no parece serlo y que ha de salvar el mundo y cuya filosofía es cercana a 'Matrix' (Andy Wachowski & Lana Wachowski, 1999), avanza con tibieza a través de su frágil esqueleto narrativo, pero son las continuas referencias y guiños pop y de carácter cinéfilo los que captan el interés del respetable y proponen un disfrute sin pausa durante todo el metraje. No es preciso ser un friki (término malinterpretado pero que viene a colación de esta crítica) para pillar todos los homenajes, aunque algunos sean más sutiles que otros, pues la intención de sus creadores es la de crear una ficción accesible y global, perfectamente entendible y disfrutable para todos.

Pese a lo que pueda parecer, el sentido del humor del film a veces resulta un tanto esquivo o no tan comercial como podría parecer a priori, aunque su prosa sea aparentemente vulgar. Quizá hay momentos en que son los mismos gags, algunos de un estilo un tanto reiterativo, los que hacen avanzar la película y no la propia historia, lo que produce alguna que otra arritmia, pero el ritmo del film es, en líneas generales, eléctrico y ameno.

Cabe mencionar que en el doblaje castellano se ha producido un hecho diferente al caso inglés. Los actores que doblan a Gandalf o al Batman de Bale, por ejemplo, sí prestan su voz a la película. En la versión en inglés hablamos más bien de cameos (Anthony Daniels -C3PO-, Shaquille O’Neal o el eterno Lando Calrissian de 'Star Wars' al que da voz -y daba cuerpo- Billy Dee Williams). De cualquier forma el efecto es certero, pues de ningún modo se pretende sublimar la voz a los personajes, sino todo lo contrario.

La galería de secundarios es larga y jocosa, al igual que la de descacharrantes cameos, pero destaca por encima de todos Batman, un continuo despiporre que es a la vez homenaje y burla y que supone, quizá, el mejor elemento cómico de la película (no lo tendrá fácil Ben Affleck para superarle en la próxima 'Batman vs. Superman'). La adorable (y engañosa) aportación del universo Hello Kitty o la continua chanza a costa de Linterna Verde componen otros gags dignos de mención.

Sátira más adulta de lo que el estándar Lord-Miller hacía prever y menos ácida de lo que propone el sello McKay, 'La LEGO película' logra superar el escollo de sentirse como un mero spot adornado e inflado y conquista una identidad y un sentido propios, para terminar alcanzando el corazón del espectador con un emotivo e ingenioso retruécano final que no conviene desvelar. Sólo decir que su oda a la libertad, a la creatividad y a la diversidad, al no dejar de ser nunca un poco niño, eleva el conjunto hacia lo perdurable.

Es cierto que si uno lee las críticas de esta cinta en (casi) todos los medios se pensará que va a encontrarse una obra maestra a la altura de las joyas de Pixar, Disney o Miyazaki. No es cierto. Le falta algo que la convierta en memorable. Cumple a la perfección su lúdico cometido pero, definitivamente, no enamora. Aun así, resulta recomendable, y más de uno la disfrutará con inusitado fervor.

La empresa de juguetes Lego lleva desde 1934 acaparando regalos en medio mundo para los más pequeños (y a veces para los mayores). Esperemos que, si esto se convierte en una franquicia cinematográfica, siga sus mismos derroteros de cuidada y divertida artesanía dionisíaca.

http://www.asgeeks.es/movies/critica-de-la-lego-pelicula-construyendo-ilusiones/