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Voto de jita:
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Drama
A finales del siglo XIX, el doctor Frederick Treves descubre en un circo a un hombre llamado John Merrick. Se trata de un ciudadano británico con la cabeza monstruosamente deformada, que vive en una situación de constante humillación y sufrimiento al ser exhibido diariamente como una atracción de feria. (FILMAFFINITY)
28 de noviembre de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
ROMEO: Si os he ofendido al tomar con mi mano vuestra mano encantadora os ruego me perdonéis. Mis labios con un beso repararán ese ultraje y estos peregrinos de amor rendirán homenaje al altar que adoran.
JULIETA: Buen peregrino, sois injusto, ya que no habeis mostrado más que devoción y cortesía, y vuestra mano, yo os lo aseguro, no ha cometido ningún delito. También el devoto besa las manos de las santas.
ROMEO: Oh... ¿las santas tienen labios y los peregrinos también?, entonces permitid que mis labios reemplacen a mi mano.
JULIETA: Las santas no se mueven. Y los labios del peregrino son para rezar.
ROMEO: Permaneced inmóvil, escuchar mi oración y yo seré dichoso. Vuestros labios borrarán todas mis faltas y mis culpas serán perdonadas. (Romeo besa a Julieta)
JULIETA: El pecado es mío ahora, mi boca os lo ha tomado.
ROMEO: ¡Oh, es la mas dulce de las faltas, el mas encantador de los reproches!. Devolvedme mi pecado besándome.
(La señora Kendal besa a Merrick)
Sra. Kendal: “Oh… señor Merrick, usted no es un hombre elefante”
Sr. Merrick: “¿No?”
Sra. Kendak: "No, usted es Romeo".
Merrick (de traje como un caballero) la mira y derrama una lágrima a la vez que aparece la música.
El telón se cierra. Lynch lo ha conseguido, ha dado una lección de humanidad, ha filmado los dos minutos más poéticos del cine moderno.
JULIETA: Buen peregrino, sois injusto, ya que no habeis mostrado más que devoción y cortesía, y vuestra mano, yo os lo aseguro, no ha cometido ningún delito. También el devoto besa las manos de las santas.
ROMEO: Oh... ¿las santas tienen labios y los peregrinos también?, entonces permitid que mis labios reemplacen a mi mano.
JULIETA: Las santas no se mueven. Y los labios del peregrino son para rezar.
ROMEO: Permaneced inmóvil, escuchar mi oración y yo seré dichoso. Vuestros labios borrarán todas mis faltas y mis culpas serán perdonadas. (Romeo besa a Julieta)
JULIETA: El pecado es mío ahora, mi boca os lo ha tomado.
ROMEO: ¡Oh, es la mas dulce de las faltas, el mas encantador de los reproches!. Devolvedme mi pecado besándome.
(La señora Kendal besa a Merrick)
Sra. Kendal: “Oh… señor Merrick, usted no es un hombre elefante”
Sr. Merrick: “¿No?”
Sra. Kendak: "No, usted es Romeo".
Merrick (de traje como un caballero) la mira y derrama una lágrima a la vez que aparece la música.
El telón se cierra. Lynch lo ha conseguido, ha dado una lección de humanidad, ha filmado los dos minutos más poéticos del cine moderno.