25 años después de ‘Barton Fink’, los hermanos Coen regresan a los Estudios Capitol ahora en una película que funciona más como un nostálgico homenaje a la época dorada del cine de estudios que como una pretendida denuncia en plena época del macarthismo.

El protagonismo del relato lo tiene Eddie Mannix (Josh Brolin), personaje que existió en la vida real y que es un padre de familia ausente absorbido por su trabajo, siendo que él es el responsable de hacer posible las películas que se filman en el estudio, además de también de ser responsable de limpiar los trapos sucios de sus estrellas y al mismo tiempo maniatar a la prensa para que no destape algún escándalo que los involucre.

Pero un día, en pleno set de filmación de una película muy parecida al clásico ‘Ben Hur’ llamada Hail, Cesar!, su estrella principal Baird Whitlock (un desatado George Clooney), es secuestrado por un grupo que se hace llamar “El futuro”, todo por motivos políticos, por lo que Eddie deberá pagar su rescate para continuar el rodaje de la película.

Pero mientras pasa todo el quilombo del secuestro, veremos en paralelo algunas otras historias que involucran a estrellas del estudio, como una especie de Esther Williams de nombre DeeAnna Moran interpretada por Scarlett Johansson, que debe cubrir un inesperado embarazo, un advenedizo estrella del western interpretado por Alden Ehrenreich que de pronto es puesto a protagonizar un drama donde es incapaz de decir algún diálogo, o a un bailarín que podría ser un Fred Astaire o Gene Kelly, al que da vida Channing Tatum con escena musical de baile incluido, que esconde un importante secreto.

Todas esas historias y demás personajes, que incluyen apariciones de figuras tales como Jonah Hill, Frances McDormand, Ralph Fienes, Christopher Lambert y Tilda Swinton, se suceden en una maravillosa recreación de los años 50, en medio de escenas de rodaje de películas que significan sentidos guiños al público más cinéfilo, pero que no terminan por cuajar del todo dentro del relato, funcionando apenas como viñetas bañadas de nostalgia.

Y es en esas secuencias donde se recrea la filmación de diversas películas donde reside el mayor encanto de esta nueva película de los hermanos Coen, que es un gran divertimento lleno de citas pero que no termina de engranar, con algunos momentos realmente disfrutables y otros que resultan más bien fallidos.


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