Tres años atrás Louis Leterrier presentaba una película que sorprendió a la audiencia por su ritmo vertiginoso y frenético y sus espectaculares shows de magia, a pesar de no ser una película redonda, llamó la atención de los espectadores y se convirtió en un éxito de grandes proporciones que trae como consecuencia, como suele suceder, la realización de una secuela que se queda muy por debajo de las expectativas generadas.

Ahora esta segunda entrega presenta a los Cuatro Jinetes (interpretados por Jesse Eisenberg, Dave Franco, Woody Harrelson y ahora con la baja de Isla Fisher y el ingreso de Lizzy Caplan) en un nuevo acto para destronar a un magnate tecnológico, donde son sorprendidos y desprestigiados por un nuevo y misterioso rival y enviados directo a Macao.

Con todos sus secretos revelados, el grupo de magos se verá forzado a base de chantaje a realizar un gran atraco que beneficia al enigmático tipo robando un poderoso chip, pero ellos deberán de tratar de recuperar su prestigio realizando el acto más grande de su historia.

De entrada, y como sucedía en la primera película, el espectador debe ser demasiado condescendiente para con el relato, y ceder ante la forzada verosimilitud que plantea una historia plagada de caprichosas situaciones y sobre excedida de trampas, siempre en mayores proporciones respecto a su predecesora, en pos de disfrutar del espectáculo visual.

Pero eso que deslumbró a tantos espectadores en la primera entrega, los shows espectaculares y divertidos trucos de magia, son echados en falta en esta segunda parte que incluye un prólogo muy largo de algo que ya sabíamos, y una primera parte que se torna sosa e insustancial y donde aparecen nuevos personajes como los interpretados por Daniel Radcliffe y uno extra por Woody Harrelson que no terminan por ser desarrollados, así como los ya conocidos personajes de Mark Ruffalo, Morgan Freeman y Michael Cane, a quienes se sienten desaprovechados.

Sin siquiera la mitad de la gracia de la anterior entrega, que no llegaba a ser una buena película pero era algo entretenida, ésta prescindible secuela carente de sorpresas y rigor, no llega a ser ni interesante, y si por largos momentos, tediosa y muy aburrida.


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