Basándose en la exitosa novela escrita por S.J. Watson, ‘Before I Go to Sleep’ es un rutinario thriller que evoca películas tan disímiles como ‘Memento’ o ‘50 First Dates’.

Nicole Kidman es Christine Lucas, una mujer que hace más de diez años sufrió un accidente que le afectó severamente en su memoria a corto plazo, por lo que al despertar cada día no recordará nada de lo que vivió el día anterior.

Así, cada mañana su marido (Colin Firth), le hará recordar algunos pasajes de su vida a través de fotografías; después de que el marido se va a trabajar, todos los días la contacta su neuropsiquiatra que le comenta que están trabajando para recuperar su memoria, él le recuerda de grabarse y verse en una cámara que él le ha suministrado; la confusión se apodera de ella ya que piensa que no puede fiarse de ninguno de los dos.

El personaje de Kidman deberá ir detrás de cada pista que consigue retener en su cámara ayudada por algunos flashazos que le vienen cada tanto, desconfiando de cada paso que da tanto el marido y el médico, tratando de saber cómo y quién la dejó en ese estado.

Con una puesta en escena plana y, sobretodo, un guión lleno de truculencias y trampas para el espectador, la película de Rowan Joffé carece de tensión en casi todo su metraje y el suspenso se advierte sólo porque los personajes lo declaman y nunca porque se perciba a través de la pantalla.

A pesar de los grandes nombres que la protagonizan, la película del hijo de Roland Joffé nunca termina de funcionar, llegando a los tropezones a un final poco probable y que sólo quienes hayan escrito ese guión lleno de despropósitos podrían creerlo.