Paul Verhoeven intentó durante algunos años filmar la historia de ‘Elle’ en Hollywood, encontrándose con la novedad de que no había una actriz norteamericana capaz de llevar a cabo tan complejo papel, posteriormente encontró financiación en Europa y afortunadamente se sumó al proyecto Isabelle Huppert. El resto es historia.

Cuando aún los créditos de inicio están en la pantalla, se escucha el estallido de los vidrios de una ventana, más golpes, forcejeos, jadeos, un gato es el único testigo de un acto bárbaro: Michèle (Huppert) ha sido violada a plena luz del día en su propia casa por un misterioso tipo enmascarado, posteriormente ella se dará una ducha, y pedirá algo de comida a domicilio.

Michèle Leblanc es la codueña de una empresa que desarrolla videojuegos violentos, está separada, tiene un hijo que es manipulado por su insoportable novia, su madre tiene un novio muy joven con quien planea casarse, tiene como amante al esposo de su mejor amiga y socia, una pareja de vecinos muy conservadores y no es muy querida por sus empleados, además tiene un oscuro pasado ligado a su padre, al que no quiere volver a ver. Ella decide callar el hecho violento que padeció, pero al final decide revelárselo a su ex esposo, a su amante y a su amiga, todo en de la manera más natural posible, mientras espera poder vengarse del tipo que la ultrajó.

La película del director de ‘Bajos instintos’ y Robocop’ se mueve entre el thriller psicológico y la comedia negra de una manera por demás natural, Verhoeven logra hilar todas las cosas que tiene que contar en su historia, tanto de la vida personal de Michèle como en su ámbito profesional, y lo logra sin perder el hilo narrativo ni añadiendo subtramas ni personajes que no tengan una conexión con la historia central.

El relato de Verhoeven se mueve de manera cómoda entre sus diferentes tonos pero lo hace de tal manera que el espectador no queda indiferente ante lo que ve en pantalla, con escenas que van de lo audaz a lo perturbador y pasando de inmediato a otras cargadas de un humor muy negro o situaciones inquietantes, dejando de lado cualquier corrección y empeñado en mostrar a personajes cien por ciento humanos, ni buenos ni malos sino personajes complejos que se mueven de forma natural entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo moral y lo amoral.

Pero ‘Elle’ no lograría llegar tan alto si no tuviese a una actriz como Isabelle Huppert al frente, imponente, seductora, frágil y perversa, Huppert pone el cuerpo pero también mente y corazón para dar vida al personaje más complejo y completo de su dilatada y exitosa carrera.



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