El negociar con la fe de las personas es siempre una apuesta muy redituable, sobre todo en estos tiempos tan convulsionados. Y es precisamente ese tema, entre algunos otros, el que aborda la muy recomendable ópera prima de Christian Díaz Pardo.

Harold Torres, siempre preciso en su interpretación, es ‘González’, un tipo desempleado que deambula por las calles de la Ciudad de México agobiado por una enorme deuda que inició al comprar un moderno televisor; luego de múltiples intentos fallidos consigue trabajo en un call center de una iglesia cristiana, donde deberá atender a otras personas tan desesperadas como él mismo, a los que deberá persuadir para acudir a dicha iglesia y convencerlos de dar una aportación económica a cambio de los favores otorgados.

De a poco, González irá entendiendo el trasfondo del negocio de la iglesia, a la que acude a observar los ritos y la forma de manejar a la gente por parte del pastor Elías (Carlos Bardem), a quién además suele mirar en la televisión en esos infomerciales nocturnos, hasta que el mismo González parece estar convencido de que él podría también ser un pastor de esa iglesia.

‘González’ es un efectivo thriller lleno de denuncias, primero, ante la agobiante situación que vive una gran cantidad de personas en el país debido a la falta de oportunidades de empleo, y después de cómo ciertas instituciones manejan sus intereses por encima de los derecho primarios de las personas, desde los empleadores, los bancos, las instituciones religiosas entre otras.

Más allá de la mitad del relato la historia se centrará en la desesperada búsqueda de González en formar parte de la farsa montada por la iglesia en cuestión, creyendo haber entendido bien todos los tejes y manejes por parte del pastor falsamente brasileño que interpreta el español Bardem.

La paulatina transformación del personaje de González es el bastión en el que se apoya el debutante Díaz Pardo, dotando a su relato de una tensión siempre en aumento y de una coherencia y consistencia narrativa poco habitual en primeras películas, con un guión sólido que evita discursos aleccionadores.

Con un gran trabajo de Harold Torres, que lleva a su personaje desde la desesperanza hasta el cinismo puro, la puesta en escena de Díaz Pardo contribuye a reflejar los diversos estados por donde ‘González’ habrá de transitar. Un buen exponente del cine mexicano que no hay que dejar pasar.