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Voto de Sandro Fiorito:
7
Comedia Comedia satírica sobre la vida en Cuba. Un atípico cortejo fúnebre y un camión siguen la misma ruta. El cortejo, compuesto por un funcionario, su esposa Gina y un anciano enamorado de la difunta, debe cumplir un nuevo y ahorrativo plan estatal de traslado de difuntos. En el camión van Mariano, un seductor empedernido, y Ramón, su más fiel aliado. Mariano y Gina se reconocen: él fue alumno de Gina en la Universidad y se enamoró de ella. ... [+]
19 de febrero de 2011
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Divertida, fresca, agradable y entretenida road-movie cubana, dirigida por Tomás Gutiérrez Alea (“Fresa y chocolate“, 1993), que falleció un año después del estreno de la película, y Juan Carlos Tabío (“El cuerno de la abundancia”, 2008). En “Guantanamera” somos partícipes de un viaje a contrarreloj, el que tiene que disputar un cortejo fúnebre que, adaptado a nuevas, absurdas y desproporcionadas medidas sobre el traslado de cadáveres entre ciudades, debe atravesar Cuba teniendo como prioridad el ahorra de gasolina y las precarias dietas de los trabajadores, así como la llegada en tiempo récord al punto de destino. Adolfo (Carlos Cruz) es el encargado de que todo el plan se desarrolle según lo previsto, sacando de quicio con sus datos y cálculos a todos los que le rodean, tanto familiares como Giorgina (Mirta Ibarra) y Cándido (Raúl Eguren) o trabajadores del séquito. Todos ellos tendrán que lidiar con posibles problemas que puedan surgirles durante el trayecto, discusiones, y todo tipo de momentos enmarcados en el humor negro que invade la totalidad de esta comedia.

Por la misma carretera por la que marcha el cortejo, se encuentran dos camioneros que deben llevar su carga a su punto de destino. Ellos no van tan apurados de tiempo pero el principal problema que les surge son los amores de carretera de uno de ellos, Mariano (Jorge Perugorría), que tiene más de una “amada” repartida por el país. Esta historia paralela supone un gran acierto de la dirección, pues además del interés de sus entretenidas aventuras, consigue que el ritmo de la película no caiga en la monotonía de un solo viaje, convirtiendo al espectador en el testigo de dos trayectos que conducen a la misma dirección: La Habana. Todo con una visible intención crítica de los realizadores de la cinta, que denuncian lo incoherente de los excesos burocráticos que paren leyes o normas patéticas que sólo buscan el beneficio de quienes menos lo necesitan, en detrimento de los dolientes, principal referencia que se emplea en el guión para hacer alusión a los familiares de los muertos. Y es que el fallecido no importa, porque “ya no padece”, y la familia… “pues que se aguante” mientras transportan a su ser querido como un saco de patatas, siendo cambiado constantemente de vehículo para que la tacañería llegue hasta límites insospechados.

Todas las interpretaciones del plantel son geniales, siendo la más destacada, a mi parecer, la de Raúl Eguren, que da vida al bueno y afligido de Cándido. Carlos Cruz, Mirta Ibarra y Jorge Perugorría, junto al resto del reparto, completan unos gratos papeles con una calidad que se encuentra muy por encima de lo esperado para una película de bajo presupuesto como la coproducción Cuba-España-Alemania de la que se informa mediante estas líneas.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sandro Fiorito
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