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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
3
Romance. Comedia En la boda de su hermano menor, Connor Mead (Matthew McConaughey), un fotógrafo famoso, amante de la libertad y la independencia, se ve acosado por el fantasma de una antigua novia. (FILMAFFINITY)
16 de agosto de 2011
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un pequeño terremoto (apenas 3,4 en la escala de Richter) sacudió la esquina de la Abadía de Westminster el día del estreno de “Los fantasmas de mis ennovias”. Era el cadáver de Charles Dickens revolviéndose en su tumba ante una de las más bobaliconas adaptaciones de su “Cuento de Navidad”, únicamente superada, quizás, por “Los fantasmas atacan al jefe”. Y eso que yo, personalmente, me quedo con la patochada de Bill Murray que por lo menos era una actualización (fallida, pero solo actualización) de la joya dickensiana y no la coartada para intentar devolver al impronunciable Matthew McConaughey a la primera línea del cine actual.

Tendrá que ser en otra ocasión. No creo que esta “Los fantasmas de mis ex novias” termine en la historia del cine ni como adaptación ni como comedia ni como película. Desde luego, no se escoge a Matthew McConaughey para hacer una revisión clásica y costumbrista de Dickens (ni de Shakespeare, ni de Goethe, ni de Cervantes, ni de nadie relacionado con Literatura con mayúsculas), así que se ha optado por lo razonable desde el punto de vista comercial: adaptar el guión al protagonista y no el protagonista al guión. Y como Matthew es más conocido por su cara bonita y su musculoso cuerpo que por sus alardes interpretativos, se ha fusionado (como gusta de decirse ahora, en lugar de hablar de descarado batiburrillo ) la historia de los tres fantasmas con su interpretación (¿?) de un mujeriego de éxito que sólo le exige poner caritas, posturitas y ojitos de niño guapo.

Sin un sólo momento de risa ni un chiste gracioso ni un diálogo simpático, los únicos atractivos de esta película son la cada vez más escasa reputación de Matthew y la colección de secundarios conocidos, aunque en horas bajas, como Jennifer Garner y Michale Douglas que se dedican, inocentemente a mariposear y a cortejarse inocentemente en un ambiente Playboy (o sea, mucha chica guapa sugerente pero que al final no enseña ni una teta) mediante el intercambio de inocentes chistes sexuales de mínima gracia, dudoso gusto y escasa originalidad. Por lo demás es la misma historia de siempre con los enredos y líos de siempre de los que se sale como siempre… aunque sin provocar demasiada vergüenza ajena ni sensación de estar perdiendo el tiempo (simplemente que no consigue provocar risa, si es que era esa su intención).

Se puede ver una vez sin lamentarlo, como quien no tiene otra cosa que comer y se merienda dos rebanadas de pan: no sabe a nada, pero te quitas el hambre. Verla dos veces ya es para paladares poco selectivos.
OsitoF
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