“Caza al asesino” es un drama-thriller ambientado en Alaska, con esos contrastes tan llamativos (para los españoles, supongo que para los norteamericanos será algo normal) de grances ciudades que pueden estar a -30 grados en invierno aisladas de la civilización, rodeadas de inmensas montañas, enormes lagos e interminables bosques. Basada en hechos reales, es la historia de un asesino en serie y de los esfuerzos de la policía por detenerle. Hasta aquí, la típica película con un argumento no necesariamente original, pero sí moderadamente atractivo, de las que nos hacen pensar que con más o menos calidad, vamos a pasar un rato entretenidos y no nos va a hacer perder el tiempo.

Su atractivo radica en el elenco protagonista: el siempre eficaz John Cusak y el sorprendentemente comedido, inusualmente serio y por primera vez en mucho tiempo convicente Nicolas Cage. John Cusak hace de sospechoso variando su habitual registro de simpático bonachón y ofreciendo un lado siniestro bastante perturbador. Cage, que hace poco ha estado en España y se ha ganado mi corazón con frases como «Amo el legado de España y me han inspirado El Greco y Goya», se aleja de esos papeles egocéntricos que han lastrado su carrera en los últimos tiempos y decide interpretar un papel (en lugar de interpretarse a sí mismo) de manera profesional. Es lo que tiene ir al Museo del Prado, que renaces cultural y espiritualmente. A esta pareja habría que añadir un tercer intérprete en discordia. No, no me estoy refiriendo a las spring breaker Vanessa Hudgens (que tiene otro papel de zorrita, aunque esta vez con algo de criterio) sino a la espléndida fotografía y ambientación, con esos bosques, esos glaciares, esos suelos helados...

Como digo, no decepciona. A lo mejor no ofrece nada nuevo, pero no decepciona.