Desde que vi POLTERGEIST me han llamado la atención las películas que ofrecen fenómenos paranormales en un sentido “serio”, y no la retahíla de efectos especiales basados en la exageración y la manipulación. EL CONJURO, dice inspirarse en hechos reales pero en la medida que transcurre la película ese ardid se va disipando hasta destrozarlo por completo. Más que el “desembrujo” vía exorcismo lo que me atrajo fue más bien aquellos objetos que sirven como transmisores de la maldad. Esa muñeca de la primera escena justifica encontrarle algunas virtudes a ésta película de miedo que empieza bien pero que luego tuerce su rumbo hacia lo prosaico y convencional. Una gran lástima.