El cine comercial estadounidense no levanta un pie con bola. Historias escurridizas sin pasión ni alma. Esta historia de un asalta caminos que se enamora perdidamente de una de sus víctimas, ni emociona ni engancha. La historia carece de atractivos conceptuales de relieve, y todo el énfasis está hecho en las espectaculares y predecibles escenas de acción. Los villanos, son villanos, y tarde o temprano pagan sus tropelías en manos de los buenos representados por los agentes de la ley.

La química entre Ben Affleck y Rebecca Hall, es como la del agua con el aceite, y la dispersión de los personajes alrededor de la trama no le hace ningún buen servicio a la misma. Prescindible.