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Bélgica Bélgica · bruselas
Voto de pablo:
5
Aventuras. Romance En el siglo IV, Egipto era una provincia del Imperio Romano. La ciudad más importante, Alejandría, se había convertido en el último baluarte de la cultura frente a un mundo en crisis, dominado por la confusión y la violencia. En el año 391, hordas de fanáticos se ensañaron con la legendaria biblioteca de Alejandría. Atrapada tras sus muros, la brillante astrónoma Hypatia (Rachel Weisz), filósofa y atea, lucha por salvar la sabiduría del ... [+]
9 de octubre de 2009
16 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
De Amenábar me gusta su afán de superación. Sus ideas claras y su tenacidad a la hora de plasmarlas en la gran pantalla. Tiene visión panorámica de las cosas y se cree lo que hace. Quizás se lo cree demasiado y digo yo, ¿eso es algo malo? Pues no en estos tiempos de zozobra visual y gravísima crisis creativa en España.

Ágora es un espectáculo sensorial para todos los públicos. Dudo mucho que su supuesta profundidad y su mensaje tan obvios (religión, cruce de culturas, la mujer, el pensamiento filosófico) calen en el heterogéneo público al que va dirigida, es decir:

(i) Al palomitero medio. Éste la verá doblada e irá directo al grano: tensión constante, historia fácilmente reconocible y actriz de cierto renombre. No le importará casi nada que el reparto masculino en su conjunto sea inexplicablemente nulo, con algunos actores (el prefecto, Cirilo) que provocan vergüenza ajena en escenas a dos o con soliloquios que le quedan muy muy grandes. Es pues una película ideal para fin de semana con los colegas. Después botellón (y Ágora desapareciendo de las mentes a la misma velocidad que baja la botella de whisky);

(ii) Al cinéfilo, que la verá en VOS, se irá medio mosqueado: mucho envoltorio, todo muy bonito, encajado, compacto, pero ciertamente escaso del cierto pedigrí del que gozaban Tesis, Abre los ojos o Los otros. El mosqueo viene de la autocomplacencia de Amenábar (y sobre todo de Mateo Gil y su flojo guión, lleno de guiños argumentales obvios, inocentones e inmaduros). Es algo así como hagámoslo todo muy básico para que niños y abuelos puedan entenderlo. Es como si la historia no fuera inteligente (o quizás es que lo es mucho...).

(iii) Será pues el espectador medio, el que va al cine casi por inercia, quien mejor se lo pasará con Ágora: verán una película entretenida, dirigida con mano férrea por un director dotadísimo para todos los géneros y que revisitarán, sin duda, cuando se estrene en DVD. Es una película que escapa (espero que meditadamente) de Kawalerowicz o incluso del empaque visual de Gibson en La pasión de Cristo, para meterse de lleno en un mundo ronhowariano, del que pensé que nuestro Amenábar nunca participaría. Buenrrollismo a tope, sin discusión.

Conclusión: Alejandro/Mateo/TeleCinco en plan "para todos los públicos a la par que místicos" (ese Google Earth que entra y que sale, esa cámara al revés que ni Von Trier...). Y es que Ágora aprieta pero no ahoga, o en otras palabras: abarca pero no conquista (y la pobre Hepatia horrorizada con su biopic revolviéndose en la tumba).
pablo
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