La vida secreta de Walter Mitty

La película empieza de forma bastante atractiva. Un divertido y entrañable Danny Kaye es un joven empleado en una editorial de publicaciones pulp agobiado por su madre y que se refugia en sueños de aventuras fantáticas. La casualidad hace que se cruce con una hermosa y misteriosa mujer (Virginia Mayo) que le hará vivir aventuras reales.

En cuanto aparecen las peripecias reales la película pierde bastante el rumbo, ya que se debate en que la historia tenga sentido o en permitir que Danny Kaye se luzca en canciones (muy largas) que no vienen a cuento y más aventuras ficticias que ya no tienen sentido, aunque queden muy bonitas.

El color es esplendoroso. Gusta ver las calles de Nueva York en 1947. Impactante el verde del primer vestido de Virginia Mayo, después pierden la ilusión por vestirla. Agradable la presencia de Boris Karloff.

Me gustará ver cómo quedará la nueva versión que se estrenará este año con Ben Stiller y se saben aprovechar el potencial del guión.

Recuerdo que de crío me entusiasmaron las ensoñaciones del protagonista que son lo mejor de la película.
Fijaos si me gustó que mi Nick para asuntos cinematográficos es "PaKeTePaKeTa", proveniente de esta película; de cuando Danny Kaye hace ese soniquete onomatopéyico al inicio de los sueños del personaje.
Aunque la película es un tanto irregular, y quizá ya superada en muchos aspectos, aún conserva un gran encanto y encontraréis abundantes momentos divertidos siendo, en mi opinión, una de las mejores interpretaciones del protagonista. Virginia Mayo está espectacular y la fotografía en color es una maravilla.

Creo que aún hoy puede gustar mucho, sobre todo a los canijos.

Walter Mitty es un infeliz que se evade de su opresivo entorno imaginándose como un héroe que corre grandes aventuras. Un día conocerá a la misteriosa mujer que aparece en todas sus ensoñaciones...

La comedia más prestigiosa de las protagonizadas por Danny Kaye, y también el mejor filme dirigido por Norman Z. McLeod, cuyo guión parte del cuento homónimo de James Thurber. Realmente se trata de una obra un tanto desigual, pues brilla en esas secuencias oníricas que parodian diversos géneros literarios y decae cuando se concentra en su endeble trama criminal. Ben Stiller abordó un remake en 2013.



"Paquete-paqueta, paquete-paqueta..."