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Flame y Citron

Drama. Thriller. Bélico Narra la historia de dos héroes de la resistencia danesa en Copenhague, tras la ocupación alemana el 9 de abril de 1940. (FILMAFFINITY)
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
12 de enero de 2009
33 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
De eso va "Flame and Citron", de agujeros y trincheras, pues en tiempos de guerra cada cual escoge el suyo, y aunque el protagonista del film escoja uno, servidor venía a referirse más bien a todos aquellos que en esas épocas cuidaron por sus propios intereses.

Como en "El libro negro", aquí se nos hace partícipes de algo similar: Ni unos eran tan buenos, ni otros eran tan malos, ya que en esas condiciones cada uno miraba por si mismo.
De todos modos, no es ese el tema central del film danés, sino la labor de un grupo de la resistencia escandinava y, en concreto, de los dos personajes que dan título a la película. Flame y Citron fueron héroes en su país, y así lo atestigua este conciso testimonio que, aun conteniendo algún que otro desliz, en general resulta satisfactorio y veraz.

Cabría destacar, ante todo, las caracterizaciones de ambos protagonistas, no sólo sustentadas por dos interpretaciones de alto nivel (Mads Mikkelsen continúa demostrando que es un grandísimo actor, e insufla un nervio y desquicio contenidos a su personaje, y Thure Lindhardt da una réplica fenomenal con temple y una enorme presencia), sino también apoyadas en la composición de dos caracteres definidos con genialidad y consecuentes con su propia forma de ser.
Por contra, el personaje femenino no termina de estar todo lo bien definido que se hubiera requerido para la ocasión y, aunque se le quiera ofrecer un rol más cercano al de una 'femme fatale' que otra cosa, no encaja todo lo bien que el film hubiera requerido.

Por otro lado, la dirección de Madsen resulta compacta, y todos los pasajes están introducidos ante el prisma del espectador con cuidado, haciendo que la recreación pueda resultar verídica pero, en segundo término -y mucho mejor todavía-, que esos dos protagonistas jamás desentonen respecto al tono general de la propuesta.
En su conclusión, "Flame and Citron" demuestra eso y mucho más, no sólo una voz en off nos aleja de un retrato logrado, sino también coherente con lo anteriormente mostrado y, es que, aunque Flame y Citron fuesen dos héroes, cada uno de ellos se aferraba a lo que quedaba de su esencia, y así terminan, siendo sombras bien dibujadas bajo un marco de dignidad, que es lo único que podrían demandar figuras así tras lo ilustre de ese recuerdo...
Grandine
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1 de febrero de 2009
30 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Flame y Citron son dos asesinos.

Flame y Citron también son héroes que luchan por la libertad de su país. Para ello, matan. No es que maten a altos cargos nazis, matan, como suele ocurrir, al que pueden, matan a un editor danés que escribe publicidad para los nazis, matan a secretarias y a generales retirados.

Matan al enemigo. Aunque ellos están obsesionados con matar al mayor criminal que gobierna en Dinamarca, y harán todo lo posible por conseguir su objetivo.

Así que en los primeros 20 minutos, el guión nos presenta a dos asesinos de la libertad, que luchan por un ideal justo, pero que asesinan a sangre fría. De un plumazo borra todo posible romanticismo de la resistencia danesa, aunque se puede trasladar esto a todas las causas, justas o no, que sobreviven mediante este método.

Entonces, cuando llevamos esos veinte minutos, el guión juega a ir más lejos. ¿Y si todas esas muertes hubieran sido muerte de inocentes? ¿Y si están manipulados? ¿Y si se equivocan?

Da igual. No pueden echarse atrás; una vez que se mata ya solo queda un camino. Ya solo saben hacer una cosa. Se dejan guiar por el odio, para poder olvidar cualquier otra sensación. "se me ha olvidado que no matamos personas, sino nazis", "yo nunca he matado a un inocente". Así que siguen matando, pero está vez con más odio, golpeando más fuerte, decididos, esta vez sí, a cazar a su bestia negra, el criminal que dirige al país. Por tanto, los nazis deciden dar ejemplo y golpean más.

Y entonces se produce el deseado momento en el que se enfrentan cara a cara dos mundos opuestos, y descubrimos, asombrados y casi horrorizados, que esos dos mundos luchan por lo mismo, cada uno a su manera en bandos totalmente opuestos.

Flame y Citron son buenos soldados. Como bien explica un personaje en la película; hay tres clases de soldados. Los que se meten a soldados por hacer una carrera. Son mal soldados, pues tienen miedo a morir y por tanto solo desean la paz. Los patriotas. Estos harán cualquier cosa, pero con el tiempo su ánimo decae y se replantean sus acciones. El tercer tipo de soldado, son los hombres a los que les impulsa el odio. Es el mejor soldado, estará dispuesto a todo y nunca se detendrá.

Flame y Citron eran dos héroes de la resistencia danesa. También eran unos buenos soldados.
The_End
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2 de enero de 2009
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine bélico es uno de los géneros fundamentales de tal arte. Hubo y hay guerras. Y existe la prensa para informar de los acontecimientos, pero se demuestra insuficiente para saciar la necesidad de conocimiento de aquellos espectadores que desean profundizar en la intrahistoria de las fechas señaladas. Por ello, muy pronto, el aparato estadounidense pudo ensalzar el espíritu patriota a través de “El puente sobre el río Kwai” o “Los cañones de Navarone”.

Aquella visión idealizada de guerreros que no pasaban hambre ni frío, provocó otras miradas que reflejaran la vida lejos del frente, en las ciudades sitiadas o bombardeadas. Se trataba de conocer el tipo de vida que le quedaba a quien no había decidido la guerra, a quien no empuñaba el fusil. En España siempre quedará la magistral “Las bicicletas son para el verano” como documento de las condiciones en Madrid durante la guerra civil.

Llega ahora a la cartelera española un film danés sobre la ocupación alemana de su país durante la segunda guerra mundial, cuando la extensión del ejército nazi por Europa alcanzó Copenhague. El director Christian Madsen nos presenta la historia de dos héroes daneses de la resistencia. Evitando con absoluta destreza el ensalzamiento irreflexivo de sus protagonistas, despliega un cuadro realista sobre las relaciones de poder existentes en la ciudad y la psicología a la que responden los personajes.

Con una ambientación excelente de la ciudad en la época en que sitúa la acción, Madsen crea una serie de fuertes personalidades que se recuerdan a la salida del cine. Son personas de carne y hueso a las que llegamos a conocer en profundidad, mostradas a un ritmo excelente y muy bien interpretadas.

La pregunta que parece hacerse el director es “si desgraciadamente nos conducen a una guerra, ¿quiénes forman parte de la resistencia?”. Y de su respuesta se deduce que poco hueco queda para la gente de bien en tales circunstancias. Flame es un joven aún inmaduro que descubre el poder que otorga un arma de fuego. Citron es un fanático con poco apego afectivo. Ninguno de ellos es lo peor. Serán víctimas utilizadas en vida por los negociadores de la guerra. A su muerte serán convertidos en héroes por los negociadores de la paz, que los utilizarán como instrumento de manipulación popular.

El drama es descubrir que los negociadores de ambos momentos, guerra y paz, son los mismos. Ellos no acuden al frente, no sufren las penurias de la población civil danesa. Sólo negocian y deciden. Son los profesionales del cargo. Si pudiéramos cuidarnos de ellos…
Inaki Lancelot
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29 de octubre de 2008
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realmente, es una buena película.
Aunque en un primer momento creemos encontrarnos ante una clásica película de espías y soldados de la resistencia europea durante la ocupación nazi, poco a poco vemos cómo el argumento adopta un tono mucho más oscuro. Los dos héroes, son impresionantes. Yo me quedo con el segundón, con Citron, que aunque no es el guapo es todo un carácter: sombrío, duro y honrado.
Puede que el filtro de la película -tonos apagados, muy de cinta de la Segunda Guerra- haga que algunos den cabezadas, pero la realización es magnífica, con planos cuidadosamente gestados. Hay momentos para la acción, para la reflexión moral y para el amor, para el engaño y para el deber, y todo ello está en armonía, sin que ninguno de los temas se haga pesado.
Conclusión final: merece la pena darle una oportunidad al cine danés.
elumano
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28 de octubre de 2008
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque peque de convencional y mil veces vista, 'Flame y Citron' es una película a la que hay que aplicar y agradecer ese calificativo tan a menudo desprestigiado de "cine bien hecho".

La historia de dos miembros de la resistencia danesa contra la ocupación nazi en Dinamarca es interesante y está contada con realismo y buen pulso, aunque también se le puede achacar una cierta frialdad que impide la total identificación y emoción del espectador con los tremendos hechos narrados.
Amor Perro
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