Lamentablemente no cumplió con la cuota de confianza que en mi caso le había dado a esta curiosa cinta de horror fantástico.

Ya sé que la película en su primera parte daba indicios de poder terminar mal y de no cerrar sus conceptos del todo bien, pero uno como amante del cine de fantasía y terror siempre guardaba un atisbo de esperanza de encontrarnos con una resolución al menos digna.

Pero no, esta segunda parte es una floja continuación que flaquea no sólo en el argumento, sino que también no tiene el mismo nivel en la estética y en la ambientación que exhibía la primera parte.

A ello hay que sumarle que la conclusión y el desenlace deja muchísimo que desear, pues el misterioso quid de la cuestión que aparecía oculto en la primera mitad de la saga, aquí es rematado de manera muy simplista, torpe y sin poseer nada del atractivo que uno deseaba ver por ser una cinta con temática sobrenatural.

Lo demás: las actuaciones siguen siendo débiles y los efectos especiales son aquí bastante peores que en la primera parte. Cuando la cinta se pone ruidosa y pirotécnica cae en el ridículo y termina mostrando situaciones irrisorias de lo grotescas que son.

Se nota que José Luis Alemán intenta emular el cine mainstream de Hollywood con monstruos y seres demoniacos, pero ni por asomo está a la altura de las circunstancias para terminar brindando un producto al menos aceptable en cuanto al despliegue de efectos visuales y todo aquello infográfico que acompaña a la historia.

En fin, una débil culminación de una historia que al menos resultaba aceptable en sus comienzos. El director se queda sin ideas y termina brindando una secuela con un nivel muy poco satisfactorio, tanto en lo narrativo como en lo interpretativo. Lo estético tampoco está a la altura de lo esperable.