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España España · Barcelona
Voto de Manu_el_Ruiz:
5
Drama Un condecorado y reverenciado héroe de guerra disfruta de la compañía de su familia en un tranquilo día estival, cuando de pronto recibe la visita inesperada de un hombre al que no veía desde hacía años. Conforme transcurre el día y se acerca la noche, el coronel descubrirá el verdadero motivo de la visita. Lúcida denuncia de las purgas stalinistas. (FILMAFFINITY)
10 de septiembre de 2010
34 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozco que el poco cine que he visto de Mikhalkov tiene la capacidad de irritarme hasta la exasperación. Quizá tenga la culpa que la primera película suya que vi fue la insoportable “El barbero de Siberia” y me habrá creado secuelas respecto a la objetividad sobre su cine.

“Quemado por el sol” empieza, después del prólogo, con bellas y bucólicas imágenes que acaban siendo invadidas por personajes gesticulantes y amanerados que van desgranando muecas por las escenas hasta crearme una incomodidad visual que me crispa. Considero a Mikhalkov una narcisista, cosa que no importaría si no fuera porque introduce esa egolatría en su cine. Imagino el fastidio que debió resultarle en la secuencia en que cabalga a caballo por lo campos no haberse podido ver desde la silla del director o filmándose con la cámara.

Esta una película dual. Empieza hinchada, grandilocuente, para al final serenarse, volverse concisa y tomar sentido; lo triste es que para esos últimos minutos, que sí son maravillosos y elocuentes, antes hemos tenido que soportar tanta afectación esteticista y pretendidamente entrañable. Mikalkov sabe filmar cuando quiere, pero siempre se desmadra. Combina escenas intimistas de gran fuerza visual con secuencias corales donde los personajes hacen gestos y muecas que pretenden ser graciosos pero que pueden resultar ridículos. La llegada de los tanques a los campos de trigo, la reacción de las gentes y la “presentación” en sociedad del coronel es sencillamente penosa; tantas escenas familiares, donde la cámara mira a los personajes o los va siguiendo, para mostrarnos ese ambiente hogareño y entrañable se alargan en demasía, y sólo para dotar de rotundidez el contraste con lo dramático del desenlace.

No negaré la calidez de la maravillosa fotografía, mostrando los campos, los caminos, las estancias, los personajes en momentos apacibles; en cambio ciertos simbolismos, como el despliegue de la foto de Stalin elevada por un globo para intercalar la tragedia, resultan pueriles.
Me quedo con los momentos en el río, casi todas las secuencias del Mikhalkov con su hija, (estupenda en toda la película) la mayoría bien filmadas e interpretadas, como ese paseo en barca, que transmiten el tierno amor entre padre e hija; la interpretación concisa y admirable, en ese papel atormentado de Oleg Menshikov, (todos los actores están bien cuando actúan y no son obligados a gesticular por el director) y esos últimos 20 minutos.

La manera como Mikhalkov va desgranando el desenlace y la fuerza con que se concreta valen realmente la pena. Lástima que para ello tengamos que asistir a tanto montón de secuencias esteticistas y de artificiosa emotividad.
Lo seguiré intentado con él, ya que si ha ganado un Òscar, gana Festivales, y hasta hay quien dice que es el mejor director ruso, tendrá algo que yo no veo. Lo cierto que con un estilo visual y formal mucho más estimulante, me recuerda el penoso cine de José Luis Garci.
Manu_el_Ruiz
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