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Voto de Talamasca:
7
7,7
518
Documental Aleksandr Ivanovich Medvedkin fue un cineasta ruso nacido en 1900. A los 17 años, fue testigo de la Revolución bolchevique; a los 20 participó en la Guerra Civil, dentro del Ejército Rojo junto a Isaac Babel; a los 38 vivió las purgas estalinistas, y vio cómo su mejor película, "La felicidad", era condenada por reflejar influencias de Bujarin; con 41 años, luchó en primera línea en la II Guerra Mundial, cámara en mano; y murió, en 1989, ... [+]
29 de abril de 2011
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
No creo que haya que ser un especialista en historia soviética para empatizar con el poder fascinador de las imágenes de un cineasta tan obsesionado con el recuerdo, la memoria (y los gatos) como Marker, aún así también habrá quién sienta que se mueve sobre un terreno demasiado incógnito (la URSS de los años 30) para poder relajarse ante la evocación bolchevique del autor de Sans soleil.

Pese al riesgo de poder ser acusado de Miquelismo (oh, el humor) voy a intentar darle un marco de referencia histórico sobre algunos eventos y personajes que salen en la película a todo aquel que sepa entre poco y nada de ese crucial pedazo de tiempo a principios del S. XX en el paraíso de la clase obrera.

Los años 20 fueron un periodo de relativa libertad (sobre todo si lo comparamos con lo que vendría después) tanto a nivel económico como cultural, el legado (algo forzado por los hechos) de Lenin fue la NEP (Nueva Política Económica) que preconizaba la capacidad del campesinado para vender libremente sus productos y abonaba el terreno cultural para el florecimiento de nuevas tendencias en el cine, la literatura, el teatro, etc... que no iban a tener parangón en el resto del mundo: Pudovkin, Vertov, Meyerhold, Stanislavsky (sí, el del método) situaban a un país que apenas 10 años antes era un ejemplo de feudalismo medieval a la vanguardia del arte mundial.

Todo eso cambió en 1928, la permisividad de la NEP con el comercio privado de los productos agrícolas había supuesto el nacimiento de una clase acomodada (para los cánones del país), los kulaks, y un atraso industrial con referencia a las grandes potencias, Stalin decidió resolver el problema a las bravas y desmanteló el uso privado de la tierra, forzando a los pequeños propietarios a unirse en granjas colectivas (los koljoses que aparecen en la película) cuyas cosechas, compradas por el Estado y destinadas a la exportación, serían la fuente de las divisas que financiarían la forzada industrialización del país.

(sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Talamasca
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