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España España · Zaragoza
Voto de Paco Ortega:
8
Drama. Comedia Batala es un truhán que dirige una ruinosa imprenta en París. Acuciado por las deudas, decide imprimir unas historias del Oeste escritas por Lange, uno de sus empleados. Sin embargo, acosado por sus acreedores, se ve obligado a huir de la ciudad, y aprovechando un aparatoso accidente ferroviario, decide simular su propia muerte. Al conocer la noticia, sus empleados acuerdan formar una cooperativa, que empieza a dar beneficios gracias ... [+]
26 de febrero de 2009
19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película merecería verse solo para deleitarse con la interpretación que Jules Berry hace del personaje de Batalá, un editor corrupto que manipula a sus trabajadores y se aprovecha de todos lo que con él tienen relación, especialmente las jovencitas que sucumben a sus discutibles encantos. Hace una creación magnífica, llena de matices y que nos parece muy contemporánea, para nuestra desgracia. En cada país de Europa deben tener sus “caraduras” oficiales, y en España hay bastantes recientes y parecidos al que encarnó el actor francés justo el año en que empezó la guerra civil.

Berry que tenía entonces cincuenta y tres años era un actor con una sólida formación humanística y teatral, y en esta ocasión comparte reparto con el también excelente René Lefevre, que lleva el peso narrativo de la película. También es memorable el trabajo de la actriz y cantante Odette Rousseau “Florette” en el papel de Valentine, la novia de Lange.

Renoir maneja todo a la perfección, con una gracia y un talento incontestables. Convierte la historia de un crimen en una comedia, eso sí, con un pie puesto en la denuncia y otro en la crónica sociológica y política de una Francia en la que unos trabajaban intentando salir honestamente adelante y otros vivían del cuento sin el más mínimo de los escrúpulos. Eso se puede decir de muchas formas, y el gran director elige la más divertida y, tal vez, la más eficaz en ese momento.

Hay secuencias y planos magníficos, algunos de ellos con una concepción muy moderna. Recordaré siempre la mirada de la pobre muchacha a la que el canalla precipita en las manos de otro corrupto como él al que le debe dinero, para variar.

El guión, inteligente, delicado y hermoso, está firmado por el propio Renoir y nada menos que por el poeta Jacques Prevert.

Hay que verla: el mejor cine francés y, por ende, el europeo está naciendo aquí.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Paco Ortega
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