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Voto de LennyNero:
4
6,2
14.601
Terror. Thriller
Steve (Michael Fassbender) organiza una escapada romántica de fin de semana con su novia Jenny (Kelly Reilly), a la que planea pedir matrimonio. Sin embargo, en el tranquilo Lago Edén se encuentran con un grupo de adolescentes problemáticos que convierten lo que pudo ser un fin de semana paradisíaco en su peor pesadilla. (FILMAFFINITY)
15 de noviembre de 2008
38 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vivimos tiempos violentos. Eso parece una realidad casi incontestable. Ya no es sólo lo obvio, como las guerras, los asesinatos, los maltratos…etc. Hay otras clases de violencia mucho más sutil: despidos masivos, mobbing, indiferencia ante el dolor…etc. Aunque el cine pueda pasar por una mera herramienta de entretenimiento, no es menos cierto que ha actuado y actua como correa de transmisión del estado de las cosas. No hace falta ir al documental, está claro que el cine de ficción ha contribuido a mostrar, a veces mejor incluso que las crónicas periodísticas un determinado momento histórico, un suceso, o sencillamente el estado de ánimo de una sociedad en un periodo determinado. Por ello este es un medio que no puede ni debe ser ajeno a la violencia actual. El problema no está tanto en el fondo como en la forma. Hoy día, donde podemos ver más sangre que nunca en cualquier telediario no parece venir mucho a cuento preguntar si es necesario mostrar la violencia en pantalla. Si acaso la pregunta que nos deberíamos hacer es si es ética la forma en que se esta llevando a cabo esta plasmación.
Es evidente que hay autores que han hecho de este género su particular marca de estilo, como Cronenberg o Tarantino. Sus películas no tienen nada en común excepto su tratamiento respetuoso del tema. Mientras Cronenberg busca la sutileza tanto en el interior del ser humano, como en los temas de fondo, Tarantino opta por la exploitation del género, buscándole siempre el ángulo divertido, la exageración por la exageración. Sea en un sentido u en otro nos permite visionar escenas de cierta crudeza con la sensación de que hay algo detrás, un contexto que hace de esta crudeza algo imprescindible para comprender la obra.
Por otro lado, hay una nueva generación de cineastas empeñados en banalizar el género. Reduciéndolo a una competición de mayores salvajadas por fotograma, siguen gritando la complejidad de sus argumentos y divagan sobre la provocación como argumento estético mientras disparan con bala a todo aquel que les critique acusándolo de pacato, retrógrado y moralista. Nos referimos a obras tan absolutamente abyectas como A l’ interieur, Frontiere(s) o la más reciente Martyrs. Obras que sín duda serán históricas por la cantidad de sangre derramada por segundo de metraje, pero por desgracia también por su falta de escrúpulos éticos y su vacío nihilista.
En un término medio se podría situar este Eden Lake, una película de la que no habría que desdeñar en absoluto su capacidad para generar atmósferas de una inquietud aplastante partiendo de una cotidianidad cercana. El problema es que el director no sabe muy bien que hacer con su producto a partir de cierto punto y juega demasiado al exceso y a la trampa de guión para redondear un guión que alcanzaría para un buen corto, pero que en absoluto convence en una película de duración standard como esta. (sigue en spoiler)
Es evidente que hay autores que han hecho de este género su particular marca de estilo, como Cronenberg o Tarantino. Sus películas no tienen nada en común excepto su tratamiento respetuoso del tema. Mientras Cronenberg busca la sutileza tanto en el interior del ser humano, como en los temas de fondo, Tarantino opta por la exploitation del género, buscándole siempre el ángulo divertido, la exageración por la exageración. Sea en un sentido u en otro nos permite visionar escenas de cierta crudeza con la sensación de que hay algo detrás, un contexto que hace de esta crudeza algo imprescindible para comprender la obra.
Por otro lado, hay una nueva generación de cineastas empeñados en banalizar el género. Reduciéndolo a una competición de mayores salvajadas por fotograma, siguen gritando la complejidad de sus argumentos y divagan sobre la provocación como argumento estético mientras disparan con bala a todo aquel que les critique acusándolo de pacato, retrógrado y moralista. Nos referimos a obras tan absolutamente abyectas como A l’ interieur, Frontiere(s) o la más reciente Martyrs. Obras que sín duda serán históricas por la cantidad de sangre derramada por segundo de metraje, pero por desgracia también por su falta de escrúpulos éticos y su vacío nihilista.
En un término medio se podría situar este Eden Lake, una película de la que no habría que desdeñar en absoluto su capacidad para generar atmósferas de una inquietud aplastante partiendo de una cotidianidad cercana. El problema es que el director no sabe muy bien que hacer con su producto a partir de cierto punto y juega demasiado al exceso y a la trampa de guión para redondear un guión que alcanzaría para un buen corto, pero que en absoluto convence en una película de duración standard como esta. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Que el director use panorámicas de belleza idílica para que el impacto posterior sea más fuerte ya no sorprende a nadie, pero aún así funciona, eso junto a la invisibilidad de la amenaza confiere un inicio asfixiante y que cumple perfectamente la función de atraer al espectador a las redes de la trama. Lo siguiente es que se opta por un más de lo mismo; aunque se agradece que se opte por un estilo de narración más clásico, que la aproxima a las película de caza humana de los 70, no deja de ser una forma más elegante de mostrar los mismos excesos de siempre. Esta vez con la excusa de la violencia juvenil, el grupo de torturadores no son más que niños, recurso que pretende a la vez alertar sobre la violencia a la juventud y a la vez generar más terror por ser personajes que todos podemos reconocer en nuestras barriadas. Un elemento de guión que podría funcionar mucho mejor que los habituales psicópatas de turno o degenerados rurales habituales. Pero que se hunde estrepitosamente en un giro de guión final facilón, moralista, pretendidamente chocante y que resulta de una complejidad tan grande como una suma de primero de párvulos.
Es en esto momento cuando una plano concreto vuelve a la cabeza, un plano que de buenas a primeras podría pasar desapercibido, pero que en el fondo marca el mensaje real del film. Los protagonistas toman una cerveza mientras de fondo un niño ruidoso y maleducado recibe un sonoro bofetón de madre para que calle. Sólo hay que analizar la cara de desagrado de la protagonista y su destino final. En definitiva, que la cuestión no es enseñar valores a la juventud, ni educación, ni urbanidad, todo se puede solucionar a base de tortazos, y si estos fallan….bueno siempre nos quedará subir otro nivel. Un mensaje que ciertamente repugna más que toda la hemoglobina derramada.
Lo mejor: Su perturbador arranque.
Lo peor: Sus trampas de guión.
Es en esto momento cuando una plano concreto vuelve a la cabeza, un plano que de buenas a primeras podría pasar desapercibido, pero que en el fondo marca el mensaje real del film. Los protagonistas toman una cerveza mientras de fondo un niño ruidoso y maleducado recibe un sonoro bofetón de madre para que calle. Sólo hay que analizar la cara de desagrado de la protagonista y su destino final. En definitiva, que la cuestión no es enseñar valores a la juventud, ni educación, ni urbanidad, todo se puede solucionar a base de tortazos, y si estos fallan….bueno siempre nos quedará subir otro nivel. Un mensaje que ciertamente repugna más que toda la hemoglobina derramada.
Lo mejor: Su perturbador arranque.
Lo peor: Sus trampas de guión.