Puedo jurar por lo más sagrado que mi intención jamás ha sido en el día de hoy hacer una crítica de una película que vi hace más de seis meses, pero es que acabo de terminar con One Day, y mira, que hasta le he subido una estrella a Blue Valentine. Me encanta ver filmes mediocres, de amor con minúscula, de juveniles propósitos, de almibaradas moralejas,aunque pretendan vender otro tipo de humo, gracias a ellos no me han quedado más... (partes bajas) que ponerme a escribir de una película que soy incapaz de sacar de mi metódica mente a pesar del tiempo transcurrido, tantas veces cruel y miserable cuando al cine se refiere.

Y es que mi mente ya se pone corazas ante aquello creado a partir de la década de los ochenta del pasado siglo, y le cuesta un... (parte baja), poner más de un siete a lo que nos llega del otro lado del Atlántico, pero que le den.

Y sólo nos queda una cosa: la inasumible y cruda verdad que transmite Cianfance (¡en su primera película!) con su ausencia de artificios, con su desnuda evidencia, con su calculado vacío, con sus necesarios y elocuentes flash-back... Este tipo, que además es el guionista lo ha pasado mal, fijo, porque sabe perfectísimamente de lo que habla, de lo que se siente, y lo que es peor, que no hay suficientes escollos en el mundo, que a pesar de haber sido saltados, sirvan de anclaje cuando el amor se acaba.

Sed felices, si podéis, a mí ya se me están saltando las lágrimas. Vaya... (partes bajas)