En serio? La gente llama a esto cine? Un 6 y pico de valoración media, esta hamburguesa gigante de carne artificial (reemplácese "hamburguesa gigante" con elenco sobrevalorado y aún más sobrepagado, y "carne artificial", con efectos especiales que poco o nada tienen que ver con el cine)? Casi entiendo que magníficas películas españolas, argentinas, francesas o inglesas tengan la valoración media que tienen. Evidentemente, los conceptos "gran público" y "cine basura" están más vigentes que nunca.

¿Que fundamente mi crítica? Es que no sabría por donde empezar.... ¿Qué me ha provocado más muerte neuronal, ver a un pedazo de actriz como Natalie Portman haciendo de maniquí inexpresivo, o a un musculitos que no sabe ni poner cara de tonto poniendo cara de tonto, o a un monstruo de la interpretación como Russel Crowe imitando a Chris Hemsworth en el papel de musculitos sin cerebro, los chistes como de parodia que si parodian algo es la propia idiotez de esta parodia...? ¿Los efectos especiales son buenos? No sabría decirlo... Buenos, ¿con qué criterio? Para un videojuego, sí, seguramente, estupendos. Para cine, no creo. Uno no sabe bien lo que pasa ni por qué, sólo que la gente da saltos y hace poses cuando termina de saltar, de hecho, está claro que lo más importante del salto es aterrizar con elegancia, momento en que desaparece la bruma y los focos iluminan con una iluminación uniforme al super-héroe y, entre medias, hay booms y bangs y todo eso. Una cacofonía de golpes que, cuanto más duros son, menos efecto hacen, de situaciones "deus ex machina", con la apoteosis final que sólo te queda mirar el reloj y pensar "bueno, esto ya se va a acabar, así que ahora ocurrirá el milagro". Y, efectivamente, ocurre el milagro. Lo pongo en spoiler, por si alguien todavía cree que merece la pena ver esta cosa.

No hay otra explicación posible para la misteriosa unanimidad en las criticas profesionales. No es habitual ver a críticos tan diferentes usando, incluso, las mismas frases, incluidas las ridículas referencias al final, en el que nunca se menciona el único hecho que realmente explica esa animadversión.

Empecemos por el principio: la historia se desarrolla en una realidad alternativa, en el que los humanos hace tiempo que tienen robots, aunque la época parece ser la actual. Los móviles son similares, los coches son similares, incluso la tecnología militar es similar. Sin embargo, como nos recuerdan desde la televisión, al principio de la película, hay una empresa que lleva "fabricando robots al servicio de los humanos desde 1969". En esa época, lo más avanzado que había eran gigantescos "ordenadores", del tamaño de una habitación, que se programaban con tarjetas perforadas y que eran capaces de "proezas" como sacar el balance del mes de una empresa...

Bien, pues resulta que, en esa realidad alternativa, la única esperanza de la humanidad, tras la rebelión de los androides, es algún lugar de Asia que, poco a poco se va concretando en "Corea". Ojo, no es "Corea del Norte" ni es "Corea del Sur". Todo el tiempo hablan de Corea. Y ahí es cuando te vas dando cuenta de que pasa algo raro. Y no es hasta el final que ves de qué se trata. Menciono aquí este hecho, y no en la zona Spoiler, porque creo que no afecta a la trama principal de la película, aunque sí explica la fría reacción de un sector que, normalmente, es muy "amable" con este tipo de cintas. Y es que, en esa realidad alternativa, no ha habido una Guerra de Corea, o bien la han perdido los americanos, igual que ocurrió, en nuestra realidad, con la de Vietnam. Vietnam es hoy un país unido que, poco a poco, se va recuperando de las heridas de la guerra y de la devastación cometida por las tropas americanas. Bueno, pues en esta realidad alternativa en la que se enmarca la trama, hay una sola Corea, y es... ¡¡¡comunista!!! Y aquí no acaba todo, no... El pecado capital viene cuando los comunistas resultan ser personas con sentimientos, que no tratan a culatazos a los pobres desgraciados que llegan hasta ellos pidiendo ayuda. Y hasta ahí podíamos llegar. Así que, el gran pecado de esta película no es la "falta de quimica entre los dos protagonistas", un comentario que debería enrojecer de verguenza a los cientos de críticos que lo han utilizado al mismo tiempo (¿habrá sido "telepatía"?), teniendo en cuenta que, desde el principio, se nos dice que la chica no está convencida de su relación con su novio, y que no siente nada por él. Tampoco es el "final", que es tremendo, emocionante y desgarrador. Ni mucho menos el desarrollo, que mantiene la atención en todo momento, a pesar de no ser una película "de acción". El gran pecado es destruir la mitología americana, construida sobre la "victoria sobre el comunismo". ¡¡¡Hasta ahí podíamos llegar, hombre!!!

Es lamentable comprobar como, incluso en un sector que aparenta ser relativamente abierto, y de hecho ha demostrado en cientos de ocasiones tener más sensibilidad que la mayoría de la sociedad hacia problemas sociales graves, se impone de esta manera el "pensamiento único", apisonando cualquier atisbo de neutralidad o profesionalidad.

Y ahora, mi recomendación: vean la película. Es entretenida, y la actuación de Chole Grace Moretz, que es quien carga sobre sus espaldas todo el peso, es excelente, por lo que no les va a costar trabajo. Y luego juzguen ustedes mismos. La crítica ya ha hecho "su trabajo", su trabajo sucio, en realidad, consiguiendo que una película de este género arranque con una valoración media tan baja en las principales plataformas de cine. Está en nuestras manos seguir al rebaño o salirnos de él.

Caben dos posibilidades: o bien no hemos visto la misma película, o bien los prejuicios, conscientes o inconscientes, con los que se aborda la visualización condicionan definitivamente su valoración. Esto último es algo que vosotros mismos podéis comprobar: si repasáis vuestras valoraciones y las comparáis con la valoración media, seguramente (no es una ciencia exacta) comprobaréis que, en general, tienden a ser similares. Esto se conoce en psicología como "sesgo de conformidad" y, aunque no es muy halagador para nosotros, que nos creemos todos librepensadores, está más que probado. Pues bien, con el cine de Bigas Luna podría pasar lo mismo. Es más que probable que muchos hayamos visto la primera película del director después de escuchar mil veces que sólo es un pornógrafo frustrado o un salido que hace cine. Y eso se refleja en muchas de las opiniones, incluso en algunas profesionales. Y no lo comparto, vamos a ver por qué.

Primero. No creo que la cinta haga, en modo alguno, apología de la violencia de género. Al contrario. Creo que lo que a muchos incomoda es ver reflejadas algunas de sus fantasías más secretas, y comprobar que, efectivamente, le excitan. A mi, particularmente, me hacía sentirme muy incómodo. Desasosiego, malestar, miedo, asco... Pues, señores, apuesto una cena en una buena pizzeria a que Bigas Luna pretendía, precisamente, eso. ¿Que la chica tiene un concepto enfermizo del deseo y del amor? ¡Claro que sí! Como algunas de las mujeres que sufren violencia de género. Por no entender esto no podemos entender cuando, en las noticias, nos cuentan que una mujer maltratada había vuelto una y otra vez con su maltratador, y la acusamos de mentirosa.

El gran problema de la violencia de género es que es estructural, se inocula en las personas desde que nacen, y se renueva mediante el cine y la televisión, en cada serie juvenil en la que el protagonista se lía a bofetadas con alguien por intentar ligar con "SU" chica. En cada película clásica de dibujos animados en la que el príncipe valiente se carga a quien se le pone por delante para "conseguir" el amor de la doncella. En cada noticia en la que se cuestiona a una mujer maltratada porque no ha denunciado a su maltratador.

La violencia se perpetúa en el cine porno que, señores, seamos honestos, cada día se consume más, en el que se ha puesto de moda la violación en grupo, con añadidos como ponerle el pie en la cara a la chica, tirarle del pelo o asfixiarla para que el espectador, supuestamente, se excite más. ¿En serio la gente se excita más con esas cosas? Eso sí es mosqueante.

Nos lo están repitiendo los expertos día sí y día también: estamos perpetuando la violencia de género desde los medios de comunicación y de entretenimiento. Y nosotros, como si tal cosa. ¿Que la actitud de la guapa protagonista es rara? ¡Rarísima, claro que sí! Pero ocurre, por desgracia. ¿Que la forma de ver a la mujer del protagonista es depravada? ¿Quién lo duda? ¿Acaso Bigas Luna intenta conseguir de nosotros otro sentimiento que no sea el asco y el rechazo hacia ese animal con aspecto humano?

Y lo peor de todo: repasad las criticas y comprobareis la cantidad asombrosa de ellas que, tras la autojustificación inicial (pornografía, violencia, asco, uy, qué mal...) terminan con un comentario terriblemente sexista y soez hacia la protagonista. ¿Hay mucha diferencia entre los insultos que Furio dedica a la pobre Bambola, con los que intenta convencerse a si mismo de su propia "hombría" y algunos de los comentarios que se pueden leer entre las criticas?

Seamos honestos, por favor. ¿Qué pornografía, ni qué ocho cuartos? La pornografía, por definición, va dirigida a excitar al espectador de forma efectiva, con el fin de facilitar la masturbación o las relaciones sexuales. Esta película hace lo contrario. Nos presenta a una muchacha increíblemente atractiva, arquetipo de sensualidad y sexualidad y, sin embargo, el efecto que debería producirnos es quitarnos las ganas de hacer con ella lo que hace el protagonista. Al menos, a mi, es el efecto que me produjo.

Precisamente, en el hecho de que la chica se resigne a lo que no es más que una violación, después de años de deseo reprimido, lo hace más terrible. Su voz en off, al final, debería bastar para recordarnos que, en ocasiones, la mujer victima de malos tratos necesita de ayuda externa para salir de ese circulo vicioso de posesión y autodestrucción. Es por eso que, en los países desarrollados, se están poniendo en marcha legislaciones para proteger a la mujer, más allá de las excusas y justificaciones que ella misma pueda levantar para proteger a su agresor.

Para terminar, un breve repaso a los actores. Perugorria está, como siempre, de diez sobre diez. Precisamente por el asco y el terror que inspira, que es lo que se busca. ¿A que uno siente que lo mataría con sus propias manos si pudiera? Eso es porque lo hace "de miedo", nunca mejor dicho. A Bandera le ha tocado "bailar con la más fea". Su papel es el de un guaperas anodino, que ni siquiera conoce bien su propia sexualidad. No sé si podría haberle puesto más emoción, yo creo que no era lo que se buscaba. Seguramente es más ese personaje que, en pintura, se dibuja desenfocado, para no restar atención del plano principal. Valeria Marini, la protagonista, aunque es obvio que fue seleccionada por su físico, creo que también hace una interpretación digna, dentro de lo difícil que resulta meterse en ese papel, o papeleta, mejor dicho. O, a lo mejor, lo que vemos es, simplemente, el reflejo de una dirección magistral y, en este caso, terriblemente difícil. Dionisi apenas hace su papel, un homosexual reprimido y terriblemente egoísta. El resto, ni fu ni fa, ni falta que hace.

No se me ocurre otro título. Empezamos a verla sin demasiadas expectativas, solo con la intención de ver una comedia que nos hiciera sonreír un rato. Ni eso. El único mérito de la cinta es haber conseguido un pleno: mala dirección, mala interpretación, mal guión, ritmo caótico... Y eso que al venezolano Edgar Ramírez se le ha visto en más de una película haciendo una interpretación más que digna. Está claro que hay gente que, por dinero, rueda lo que le digan. En fin, sinceramente, si queréis perder el tiempo, hay formas mejores de hacerlo. No hay nada aprovechable en este bodrio de Hollywood.

Ya son dos las críticas que he titulado de la misma manera. Y es que, estamos tan acostumbrados a ver la historia con los ojos de Hollywood, que sólo nos damos cuenta de la carga ideológica que este tipo de películas llevan cuando esa ideología es diferente a la nuestra. Hay que resaltar que, contra lo que algunos han dicho, no se trata de una película "soviética": la URSS no existe desde hace 30 años. En todo caso, la película exalta el nacionalismo ruso, pero en ningún caso el socialismo y mucho menos el gobierno estalinista. Al revés, la maquinaria de guerra soviética sale incluso peor parada que en otras películas claramente anti-comunistas, como "Enemigo a las puertas". Son los hombres los que logran lo imposible, con ingenio, con determinación y con un cierto grado de aceptación fatalista. Y no lo hacen llevados de su convicción socialista, sino porque saben que son la última línea de defensa de Moscú y de sus seres queridos. Decir que la película es un panfleto socialista es tan impreciso como afirmar que la mayoría de las películas de Hollywood sobre la II Guerra Mundial son un panfleto capitalista. Lo importante debería ser el valor cinematográfico y, desde ese punto de vista, la cinta sale muy bien parada. La puesta en escena es muy buena, la fotografía y los efectos especiales son de primera línea, la interpretación es correcta, sin caer en la tentación de sobreactuar el lado heroico de los personajes y el ritmo, aunque se percibe claramente un antes y un después en relación al ataque nazi, te mantiene siempre pendiente de la pantalla. En general, una película muy recomendable.