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España España · El Puerto de Santa María
Voto de Devorador_de_Pelis:
7
Drama. Comedia Bámbola, una joven campesina italiana, desborda tanta energía que todo a su paso se llena de vida o se ahoga no pudiendo soportar tanta vitalidad. El padre, el novio, el pretendiente, el enamorado, el amante, todos sucumben ante Bámbola. (FILMAFFINITY)
12 de septiembre de 2021
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Caben dos posibilidades: o bien no hemos visto la misma película, o bien los prejuicios, conscientes o inconscientes, con los que se aborda la visualización condicionan definitivamente su valoración. Esto último es algo que vosotros mismos podéis comprobar: si repasáis vuestras valoraciones y las comparáis con la valoración media, seguramente (no es una ciencia exacta) comprobaréis que, en general, tienden a ser similares. Esto se conoce en psicología como "sesgo de conformidad" y, aunque no es muy halagador para nosotros, que nos creemos todos librepensadores, está más que probado. Pues bien, con el cine de Bigas Luna podría pasar lo mismo. Es más que probable que muchos hayamos visto la primera película del director después de escuchar mil veces que sólo es un pornógrafo frustrado o un salido que hace cine. Y eso se refleja en muchas de las opiniones, incluso en algunas profesionales. Y no lo comparto, vamos a ver por qué.

Primero. No creo que la cinta haga, en modo alguno, apología de la violencia de género. Al contrario. Creo que lo que a muchos incomoda es ver reflejadas algunas de sus fantasías más secretas, y comprobar que, efectivamente, le excitan. A mi, particularmente, me hacía sentirme muy incómodo. Desasosiego, malestar, miedo, asco... Pues, señores, apuesto una cena en una buena pizzeria a que Bigas Luna pretendía, precisamente, eso. ¿Que la chica tiene un concepto enfermizo del deseo y del amor? ¡Claro que sí! Como algunas de las mujeres que sufren violencia de género. Por no entender esto no podemos entender cuando, en las noticias, nos cuentan que una mujer maltratada había vuelto una y otra vez con su maltratador, y la acusamos de mentirosa.

El gran problema de la violencia de género es que es estructural, se inocula en las personas desde que nacen, y se renueva mediante el cine y la televisión, en cada serie juvenil en la que el protagonista se lía a bofetadas con alguien por intentar ligar con "SU" chica. En cada película clásica de dibujos animados en la que el príncipe valiente se carga a quien se le pone por delante para "conseguir" el amor de la doncella. En cada noticia en la que se cuestiona a una mujer maltratada porque no ha denunciado a su maltratador.

La violencia se perpetúa en el cine porno que, señores, seamos honestos, cada día se consume más, en el que se ha puesto de moda la violación en grupo, con añadidos como ponerle el pie en la cara a la chica, tirarle del pelo o asfixiarla para que el espectador, supuestamente, se excite más. ¿En serio la gente se excita más con esas cosas? Eso sí es mosqueante.

Nos lo están repitiendo los expertos día sí y día también: estamos perpetuando la violencia de género desde los medios de comunicación y de entretenimiento. Y nosotros, como si tal cosa. ¿Que la actitud de la guapa protagonista es rara? ¡Rarísima, claro que sí! Pero ocurre, por desgracia. ¿Que la forma de ver a la mujer del protagonista es depravada? ¿Quién lo duda? ¿Acaso Bigas Luna intenta conseguir de nosotros otro sentimiento que no sea el asco y el rechazo hacia ese animal con aspecto humano?

Y lo peor de todo: repasad las criticas y comprobareis la cantidad asombrosa de ellas que, tras la autojustificación inicial (pornografía, violencia, asco, uy, qué mal...) terminan con un comentario terriblemente sexista y soez hacia la protagonista. ¿Hay mucha diferencia entre los insultos que Furio dedica a la pobre Bambola, con los que intenta convencerse a si mismo de su propia "hombría" y algunos de los comentarios que se pueden leer entre las criticas?

Seamos honestos, por favor. ¿Qué pornografía, ni qué ocho cuartos? La pornografía, por definición, va dirigida a excitar al espectador de forma efectiva, con el fin de facilitar la masturbación o las relaciones sexuales. Esta película hace lo contrario. Nos presenta a una muchacha increíblemente atractiva, arquetipo de sensualidad y sexualidad y, sin embargo, el efecto que debería producirnos es quitarnos las ganas de hacer con ella lo que hace el protagonista. Al menos, a mi, es el efecto que me produjo.

Precisamente, en el hecho de que la chica se resigne a lo que no es más que una violación, después de años de deseo reprimido, lo hace más terrible. Su voz en off, al final, debería bastar para recordarnos que, en ocasiones, la mujer victima de malos tratos necesita de ayuda externa para salir de ese circulo vicioso de posesión y autodestrucción. Es por eso que, en los países desarrollados, se están poniendo en marcha legislaciones para proteger a la mujer, más allá de las excusas y justificaciones que ella misma pueda levantar para proteger a su agresor.

Para terminar, un breve repaso a los actores. Perugorria está, como siempre, de diez sobre diez. Precisamente por el asco y el terror que inspira, que es lo que se busca. ¿A que uno siente que lo mataría con sus propias manos si pudiera? Eso es porque lo hace "de miedo", nunca mejor dicho. A Bandera le ha tocado "bailar con la más fea". Su papel es el de un guaperas anodino, que ni siquiera conoce bien su propia sexualidad. No sé si podría haberle puesto más emoción, yo creo que no era lo que se buscaba. Seguramente es más ese personaje que, en pintura, se dibuja desenfocado, para no restar atención del plano principal. Valeria Marini, la protagonista, aunque es obvio que fue seleccionada por su físico, creo que también hace una interpretación digna, dentro de lo difícil que resulta meterse en ese papel, o papeleta, mejor dicho. O, a lo mejor, lo que vemos es, simplemente, el reflejo de una dirección magistral y, en este caso, terriblemente difícil. Dionisi apenas hace su papel, un homosexual reprimido y terriblemente egoísta. El resto, ni fu ni fa, ni falta que hace.
Devorador_de_Pelis
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