Han pasado 22 años de aquellas tan criticadas precuelas de los años 2000 donde muchos de los que participaron tuvieron que esconderse debajo de las piedras para no ser apaleados.

Con el paso del tiempo, esas 3 películas han ido obteniendo el respeto que creo que se merecen y han continuado haciendo crecer el legado Star Wars, acompañado de merchandaising, series de animación y videojuegos, hasta llegar a ser el gran universo que ya es a día de hoy. Aunque nos guste más o menos todo lo que ha ido llegando a partir de 2015 con el estreno de "El despertar de la fuerza".

Pero hemos llegado a un punto en el que parece que TODO VALE. Nadie parece recordar la trilogía de los 80 ni la de los 2000 y vivimos un presente donde el canon lo rige la nueva trilogía y el fan service. Ya no sabemos como funciona "la fuerza", que supone ser jedi o en que punto de la historia nos encontramos.

¿Pero es que no hemos aprendido nada con de "The Mandalorian"? Porque pensaba que sí. No funciona eso de resucitar a los actores míticos de la saga, ni traer de nuevo a los androides o hacer continuas referencias, cuando el argumento es una serie de cosas que suceden únicamente porque el guión lo requiere y cuando los personajes que incorporas no tienen nada nuevo que aportarte. Esto mismo es lo que le pasa a Obi - Wan Kenobi.

El maltrato que se ha dado a unos personajes tan icónicos y esa especie de ruptura total con lo que contaban anterioremente (como si nadie hubiera vista más películas que las últimas) me hace pensar que estamos ante una historia que, si no se llega a contar, no hubiera pasado nada. Solo me queda pedir que si van a seguir así, mejor que paren ya, que creo que aún estamos a tiempo de parar esta demencia.

Cuando a Ewan McGregor y a Hayden Christensense se les plantea este proyecto y vuelven con toda la ilusión del mundo, no creo que supieran lo que les venía encima. Con un guión y una dirección nefastas, unos efectos visuales que, en ocasiones, rozan la vergüenza y unos personajes secundarios que no le importan a nadie, alguien debería pedirles perdón a a McGregor y a Christensen que son los únicos que le ponen ganas a todo esto.

Es la segunda vez que veo esta serie. No porque sea una obra maestra. Tampoco por la nostalgia de haber crecido con ella o porque crea que Neil Patrick Harris es un genio. La he vuelto a ver única y exclusivamente porque me aporta algo que otras series no me aportan: alegría de vivir. Aviso que lo que vais a leer es puramente subjetivo, sino os habíais dado cuenta ya.

¿Quien no ha querido quedar cada tarde con sus amigos en el bar de siempre a contarse las batallitas y los problemas de su vida? ¿Quien no conoce a una Robin, una Lilly, un Marshall, un Barney o incluso un Ted? Salvando las distancias y entendiendo que es una sitcom: la personalidad de cada uno es una caricatura de la realidad.

No seremos unos jóvenes con dinero viviendo una vida de locos y de aventuras legendarias cada semana en "la ciudad que nunca duerme" (ni nos lo podriamos permitir). Pero cómo le sucede a Ted durante 9 temporadas, queremos ser valientes y llenarnos de esperanza para disfrutar de la vida, del amor y sobretodo, de la amistad ¡¡NO HAY MAÑANA!!

Para ellos, como en la vida real, no todo es un camino de rosas. Seamos realistas, odiamos los lunes y a las tazas de Mr.Wonderful también. Al igual que nosotros, estos personajes tan carismáticos y con los que tanto nos encariñamos sufren, lloran, ríen, discuten, se emocionan, fracasan y si les pinchas, sangran. Eso es lo que los hace tan "de verdad".

Después de seguirles durante tantos años, cuando te despides, sabes que los vas a extrañar porque te han ayudado a creer en algo más. En palabras de Ted: "A veces el camino fue largo y tortuoso, pero me alegro de que fuera largo y tortuoso porque, sino hubiera pasado un calvario para llegar a este momento, no hubiera aprendido la lección". Que cada un@ saque la suya propia.

La serie, al igual que el camino del que habla Ted, tiene altibajos. Incluso, se llega a sentir también algo "larga y tortuosa". Un poco confusa además en las últimas temporadas. Pero claro, después de tanto tiempo cuesta despedirse. No puedes hacerlo sin saber que sucede al final. Y a mi entender, no decepciona. Porque a algunos nos da igual que el final sea feliz o no, solo queremos que el trayecto haya valido la pena. Y lo vale.

Y dicho esto... ¿Qué? ¿Quedamos en el McLarens?

Durante los últimos 10 años Marvel Studios ha "humedecido" de placer a los más frikis y ha creado algo nunca visto. Pero creo que aún así, esto no te da derecho a tratar al espectador como si le faltarán dos dedos de frente. Endgame, como su propio nombre indica, es el final del "juego". De todo. Y cuando entras a la sala del cine sabes perfectamente que saldrás de ahí perdiendo un pedacito de ti y que tendrás que despedirte de personajes a los que has cogido mucho cariño. Un pedacito de mí y 8€ de entrada, que no es poco.

Quiero pensar que más que un cierre es una película homenaje. No han salido más personajes porque no cabían en pantalla. Y gran parte de las escenas son guiños o recortes de otras. "Queremos empezar otra saga y esta hay que cerrarla ya" es lo que debió pensar Kevin Faige para dar el visto bueno. Pero ya sabemos que hacer las cosas rápido y corriendo no soluciona nada (sino fijaos en el final de Juego De Tronos. SPOILER: horrible).

Cuando en la película anterior nos quitaron a golpes, literalmente, la idea de que la fusión Marvel-Disney iba a ablandar los corazoncitos de los Russo y nos dieron un filme adulto y directo, en esta, han tirado por tierra todo lo conseguido con Infinity War. Han aparcado a un lado el sentido común y un argumento sólido, para dejar paso al humor fácil, el apelar a la nostalgia marvelita, el pinkwashing y truenos que le trenzan el pelo de la barba a Thor.

En resumen, Endgame es un plato servido en bandeja de plata para fans forracarpetas y niños que pagarían lo que fuera por ver a sus héroes unidos. Plato muy insípido por cierto. No voy a negar que he disfrutado mucho con esta saga (de ahí que no le haya dado menos nota) pero como pasa siempre, recordaremos Endgame como lo que pudo a ver sido y no fue: un cierre perfecto para una saga que ya es historia del cine y ya que estamos, un merecido homenaje a su creador.