Pues sí, es sorprendente definir como refrescante una película de terror, pero está lo es y mucho. Es refrescante que los protagonistas no sean una reata de adolescentes malcriados. O una mujer dura como Rambo. También que se insinúe más que se muestra. Que no haya vísceras. Que no haya buenos muy buenos ni malos muy malos, como en la vida misma.

Es una metáfora pero una metáfora difícil, inquietante. Sobre todo para los que hemos pasado por algo parecido, aunque sea remotamente. También es muy poética porque se basa en los clásicos de toda la vida. Los monstruos del armario (los esqueletos del armario).

La actuación de la protagonista es brillante, me parece que expresa muy bien la desesperación, el agotamiento, la rotura absoluta de una persona. El niño otra maravilla, muy lejos de los niños repelentes que acostumbra a mostrar el cine. El resto de personajes son casuales, porque en realidad la película entera casi podría transcurrir sin salir de la casa.

Es desgarradora pero es interesante, es viva, no le sobra ni falta metraje. No soy una aficionada a las películas de terror porque me parecen bastante pueriles, salvo cuando pretenden inventar la pólvora que por lo general acaban resultando soporíferas. Esta es la reinvención de un cuento clásico, de un viejo terror que nunca pasa de moda.