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Voto de Abril Expósito:
8
Drama Londres, en la década de los 1950. Williams es un veterano funcionario enterrado bajo el papeleo de la oficina mientras la ciudad se reconstruye después de la II Guerra Mundial. Al recibir un demoledor diagnóstico médico, vacía su cuenta de ahorros y se dirige a la costa. Se promete hacer de sus últimos días un tiempo significativo, pero se percata de que no sabe cómo hacerlo. Después de que un misterioso desconocido lo lleve a la ... [+]
11 de enero de 2023
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy he visto Living y me ha encantado.
Lo primero que quiero señalar es que aunque es una película 100% inglesa, en sus actores, en su metraje, en sus exteriores y contexto, hay algo oriental en ella y te lleva a recordar que está basada en una novela japonesa de 1952 y que el guión está en manos nada menos que de Kurosawa y el nobel Ishiguro (autor de Lo que queda del día)… Esa intimidad del personaje, esa soledad que casi no le permite relacionarse y el cómo interpreta lo que sucede a su alrededor es muy oriental.
Bill Nighy, ese gran actor inglés, está espléndido. Comedido, elegante, distraído, introvertido, tierno, con una bella sonrisa humana. Aimee Lou Wood, brilla a su lado en cada escena. De un modo muy discreto se convertirá en su guía, en el espejo dónde Bill quiere mirarse desde el futuro. Preciosa unión de dos personajes, accidental y atemporal que marcará ambas vidas.
Es Londres, años 50, un país en reconstrucción, un funcionariado de Obras Públicas y una oficina dónde 4 hombres, un jefe y una mujer joven trabajan cada día con expedientes que serán mareados de una mesa, un piso o un organismo a otro, hasta que el pobre suplicante pierda la paciencia, o terminarán en una bandeja eterna dónde “no hacen daño”. En algunos aspectos no ha cambiado mucho.
En esta película también se habla de la hipocresía frente a los funerales; de cómo alguien se va convirtiendo en un héroe póstumo y de cómo pronto se olvidan los ejemplos; de afrontar la vida y la muerte desde puntos de vista convencionales; de cómo a veces un cónyuge, se mete en la relación íntima de un padre y un hijo convirtiendo cada paso del mayor en un acto que demuestra su senilidad o poca pericia. Cómo todos tenemos un primer impulso ante una noticia grave sobre nuestra vida en salir corriendo a vivir la vida loca y en cómo a veces, pensamos en el legado.
Es una película tranquila, inglesa en el metraje, como en Lo que queda del día, en que parece que no pasa nada ni pasa el tiempo. Pero ver desarrollar el personaje de Bill es puro placer.
Abril Expósito
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