Aún a riesgo de que me machaquéis la crítica, tengo que ser sincero conmigo mismo: ¡madre mía, qué tostón!
Se cierra un portón y un nazi sale, nos quedamos dos minutos viendo el portón cerrado, se abre el portón, el nazi entra, con parsimonia, se cierra, otros dos minutos viendo el portón cerrado. ¿esto es buen cine?
Yo la verdad es que no entiendo por qué a veces parece que se defiende que para hacer buen cine hay meter muchos silencios, muchas miradas y escenas interminables en las que no pasa nada.
Pues yo no estoy de acuerdo para nada. El cine es un señor o señora que cuenta una historia de la manera más atractiva posible a otros señores o señoras con el fin de entretenerlos, emocionarles, etc.
Nada de eso veo en esta película que parece que se ha olvidado de esa premisa. Se puede hacer buen cine semi-documental (como es el caso), transmitiendo verosimilitud, crudeza y emociones, pero con ritmo, ¿por qué el ritmo tiene que desaparecer?
Esta película es a priori interesante, el tema lo es, las críticas la bendicen y tiene algunas cosas buenas: buenos intérpretes, un posicionamiento frío y equidistante que se agradece (no hay héroes, no hay buenos), una buena ambientación, una música apropiada. Pero ¿por qué es tan lenta? Yo creo que hasta la misma guerra era más rápida. Esa lentitud en vez de aportar la gravedad y emoción a la narración, lo que aporta al espectador es un decreciente interés y un creciente sopor que elimina cualquier emoción que pueda trasmitir.
Hay ciertamente algunas escenas magníficas, como el asesinato del traidor (desasosegante y crudo como pocas veces he visto), pero la mayoría son totalmente prescindibles.

Recomendable para quien disfrute con películas tan lentas y pretenciosas.