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Voto de luguca:
6
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Drama
Laurence es una joven maestra que se toma unos dias de vacaciones que le sirven para reflexionar sobre su profesión, sus deseos y sueños. (FILMAFFINITY)
26 de mayo de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Bertrand Tavernier le gustan las historias de maestros. Y ésta película está centrada en la vida docente.
Confieso que me he perdido parte del diálogo a causa de mi limitado francés, pero, de lo que he entendido, deduzco que Laurence tiene un lío tremendo entre su profesión -profesora de francés- y su vida privada. En plena depresión, no acepta el acercamiento de Pierre -su pareja abnegada, dulce y simpática-, y tampoco soporta a su hermano o a sus padres por mucho rato.
Parece que está excesivamente preocupada por no ser una buena guía para sus alumnos, y quizá exija un nivel intelectual algo alto -hace leer a unos niños de primaria "El avaro"-,aunque dos padres de jóvenes le aseguran que ellos nunca tuvieron unos profesores como ella, que lucha por que los chicos mejoren, con cariño y profesionalidad. Los maestros de otras generaciones -según ellos- se burlaban de los alumnos, eran bruscos, no les importaba para nada el porvenir de los niños.
Pero ella misma le dice a una niña que va a visitarla: "lo importante no es saber; lo importante es la bondad y la felicidad" y también: "Se puede fracasar en el colegio y no fracasar en la vida" o "No existe nadie que sea "muy" en todo".
Parece que Laurence viva para contemplar, y Pierre no deja de demostrarle que la vida son pequeñas cosas para compartir: comprar azúcar, preparar café, oir ópera. Pero compartir quiere decir ser capaz de unirse a alguien para hacer algo juntos.
Una bonita historia que a ratos peca de trascendental.
Confieso que me he perdido parte del diálogo a causa de mi limitado francés, pero, de lo que he entendido, deduzco que Laurence tiene un lío tremendo entre su profesión -profesora de francés- y su vida privada. En plena depresión, no acepta el acercamiento de Pierre -su pareja abnegada, dulce y simpática-, y tampoco soporta a su hermano o a sus padres por mucho rato.
Parece que está excesivamente preocupada por no ser una buena guía para sus alumnos, y quizá exija un nivel intelectual algo alto -hace leer a unos niños de primaria "El avaro"-,aunque dos padres de jóvenes le aseguran que ellos nunca tuvieron unos profesores como ella, que lucha por que los chicos mejoren, con cariño y profesionalidad. Los maestros de otras generaciones -según ellos- se burlaban de los alumnos, eran bruscos, no les importaba para nada el porvenir de los niños.
Pero ella misma le dice a una niña que va a visitarla: "lo importante no es saber; lo importante es la bondad y la felicidad" y también: "Se puede fracasar en el colegio y no fracasar en la vida" o "No existe nadie que sea "muy" en todo".
Parece que Laurence viva para contemplar, y Pierre no deja de demostrarle que la vida son pequeñas cosas para compartir: comprar azúcar, preparar café, oir ópera. Pero compartir quiere decir ser capaz de unirse a alguien para hacer algo juntos.
Una bonita historia que a ratos peca de trascendental.