El personaje de James Bond cumple medio siglo y eso da que pensar. Haciendo balance ha tenido varias encarnaciones con diferentes actores (Connery sigue siendo el mejor) y su carácter cínico, mujeriego y vicioso se ha ido suavizando con el paso del tiempo. Atrás quedan también los seductores créditos iniciales y que pasan a ser casi un videoclip, las persecuciones no digitalizadas y las chicas Bond luciendo palmito en lanchas o helicópteros en paisajes exóticos. El Bond actual es más aséptico, más impersonal, por ello quizás en su guión (¡han requerido a tres nada más y nada menos para hagan este guión tan pobre!) intentan sus autores explicarnos detalles de su infancia para su mayor comprensión. Pues a buenas horas, sobre todo porque en las mejores entregas se centraban en la acción más que en una innecesaria introspección que a nadie interesaba. También puede que a Bond la crisis le haya afectado y sus escenas de acción saben a poco, así como los artilugios, que de un arsenal hemos pasado a un aparatito y una pistola personalizada. Y como en toda empresa importante parece que para las próximas entregas habrá cambio de personal, a los más veteranos los jubilan y entrarán en plantilla, no sabemos si con contrato temporal, una mulatita mona en la oficina y un joven, de look al joven Sherlock Holmes de “El secreto de la pirámide”, como coleguita fabricante de gadgets entre otros. Curioso es también que en este tiempo Bond no haya tenido ningún “affaire” con ninguna mujer entrada en carnes, en años o que, por interés en sacar información, Bond fuera de capaz de tener una relación sexual con un malvado gay, señal de que por más que nos lo intenten humanizar a este héroe no se sabe bien en qué mundo vive.
Muchas de las escenas de “Skyfall” nos recuerda a otras películas, pero no de la saga Bond, sino a un potpurrí de otras: desde “Copycat” en cuanto al diseño de los mensajes de correo electrónico, a “El silencio de los corderos”, con esa celda acristalada, “La búsqueda” o incluso a su final, en versión carente de tensión y morbo, a “Perros de paja” versión Peckinpah mezclado con “El dorado” de Hawks. El malo en esta ocasión, Bardem, parece una parodia de Reinaldo Arenas de “Antes del anochecer”, teñida de rubio chillón (un forzado look a lo Christopher Walken en “Panorama para matar”). No creo que su personaje sea tan malvado, es más, aquí tenemos a políticos más temibles. En definitiva, tras ver “Skyfall” puede que al que haya que jubilar sea a Bond, porque nos parece floja, en algunos momentos aburrida y que no aporta nada ni al cine de Bond y mucho menos al cine de acción en general.