Es imposible resistirse para un amante de la ciencia ficción a una película como Men in Black. Tan solo aquellos tan puristas como para sentir que se están riendo de un género pueden ponerle pegas a una película tan accesible como frenética. Men in Black tiene todos los ingredientes para que una película me encante. Ciencia ficción, bichos, Will Smith haciendo de Will Smith y unas dosis de comedia que convierten a Men in Black casi en una película familiar de sobremesa.

Sirve para verla en cualquier momento y con cualquier compañía. Men in Black es una de esas películas comodín cuando intentas contentar a todas las personas de la sala. Una hora y media de la cual la primera se pasa en un soplido, ya que la parte de adiestramiento de Will Smith, como suele pasar en este tipo de películas, es memorable. El final en cambio se hace un poco más insufrible en comparación con el magnífico tono de la primera parte.

Tommy Lee Jones aporta la seriedad suficiente como para que la película siga siendo más ciencia ficción que comedia. La combinación de ambos personajes mantiene la estabilidad durante toda la proyección, aunque Will Smith tiene demasiada fuerza en el plano como para que pase medianamente desapercibido.

Una película que restó el terror que teníamos por culpa de Expediente X a los extraterrestres. Puede que se vea como demasiado superficial y visual, pero su poder de diversión es inigualable, y la frescura que aportó al género también.