Todos los humanos tenemos un monstruo dentro, pero distintas capacidades para dominarlo y doblegarlo en función de nuestra fuerza o entereza mental y emocional. Babados no es real, no existe ni ha existido en ningún momento; simplemente la madre padece trastornos psicológicos intensificados con el tiempo y la incapacidad de dejar pasar la muerte de su marido. "Déjame entrar" no es más que el empoderamiento de tu monstruo interior y la toma por parte de éste de tu cuerpo y de tu control. Y la película muestra, de forma inteligente e impredecible, la vida misma; el hecho de que pase el tiempo que pase, debemos convivir con nuestros monstruos, pues estos no se van, viven y mueren con nosotros, sólo que cada cual debe aprender a aceptarlos y controlarlos.
El film termina con el niño preguntándole a la madre si algún día podrá ver a Babadook y la madre le responde con cierto tono vacilante que sí, que algún día será lo suficientemente mayor para conocerlo. No se refiere al monstruo que hay en el sótano, porque no hay ninguno, sino que quiere decir que en algún momento de la vida del niño, cuando crezca, conocerá sus monstruos interiores y comprenderá por todo el suplicio por el que ha pasado la madre.