Bendita originalidad. Con Kill la Kill me ha ocurrido lo mismo que me pasó con Ansatsu Kyoushitsu, que aunque es un anime posterior yo lo visioné antes. Lo he disfrutado mucho, porque Kill la Kill tiene carácter, tiene una personalidad propia alejada de los cánones que poblan los animes actuales. Resulta paradójico ya que esta serie está llena de cliches, se nutre de ellos, está hecha de ellos fibra a fibra. Pero de entre esa amalgama de tópicos y recursos manidos hasta la exasperación surge algo único, un anime genuino.

  Al igual que le ocurre a Ryuko con Senketsu, por momentos es como si Kill la Kill le hablara al espectador y le dijera: "Yo soy así y si no te gusta, jodete". Me encantó esa actitud. Muchos animes actuales se repiten como una formula, y no es que no sean buenos, pero a la larga se vuelven repetitivos, sin frescura, sin originalidad. Procuran complacer al espectador con cosas que saben que ya han funcionado anteriormente y ni se preocupan en buscar su propia voz (ejemplo claro: Guilty Crown). Casi diría que tienen miedo de no gustar al gran público y se agarran a lo seguro.

   Por suerte animes como Kill la Kill y Ansatsu Kyoushitsu se plantan y optan por romper moldes. Pueden gustarte o no, pero al menos demuestran dignidad, determinación por mostrarse tal y como son. Y, casi sin darme cuenta, mi respeto hacia Kill la Kill derivó en aprecio.

  Como muchas personas -la mayoría chicas, seguramente- no las tenía todas conmigo con esta serie. Por un lado veía la nota general de los usuarios de Filmaffinity, y por otro me chirriaban los pocos videos que visionaba, y ese argumento... Incluso cuando finalmente le di la oportunidad pensaba "¿A quién se le ocurrió hacer esto? Es una idiotez". Y sí: es una idiotez. Pero una tan grande, tan grande, tan grande, que se convierte en una genialidad. Una genialidad extravagante y directa como un puño.

  El truco de Kill la Kill es que no se toma nada en serio, nadie se toma nada en serio en este mundo hecho de Fanservice, salvo una leona y una loba -Kiryuin Satsuki y Matoi Ryuko-. La primera dirige con puño de hierro una escuela (una ciudad, en realidad) donde el estatus social y económico dependen del número de estrellas de tu uniforme: cuántas más tengas más rico y poderoso eres, literalmente. La segunda es una impetuosa y rebelde joven que busca vengar la muerte de su padre, y señala a Satsuki como su asesina. Aunque para llegar a ella primero tendrá que enfrentarse a los otros estudiantes incluyendo Los Cuatro Devas, extraordinarios luchadores con habilidades imposibles que protegen a su reina a muerte.

  Pero Ryuko contará con el apoyo de Mako, una extraordinaria criatura optimista hasta el tuétano, que pronto se convertirá en su mejor amiga y su mayor apoyo psicológico. También tiene muy cerca al líder de Nudist Beach -no creo que hagan falta más explicaciones- infiltrado como profesor. Pero sobre todo posee un uniforme con vida propia que su padre creó para ella, al que Ryuko bautiza como Senketsu, "sangre fresca", ya que necesita la sangre de su portador. Al principio a la fuerza, pero luego Ryuko empieza a vestir a Senketsu cada vez con más naturalidad (reconozcámoslo: su transformación parece una mezcla porno entre Sailor Moon y Dragon Ball) creando una simbiosis humana-prenda única hasta la fecha que se fortalece con cada batalla. Más allá de la necesidad que tienen el uno por el otro para luchar contra el régimen hitleriano de Satsuki, entre Ryuko y Senketsu se forja una amistad improbable, pero tan pura y vital como las fibras que lo componen. Sin embargo Satsuki no va a ser tan fácil de derrotar, y es que ella también tiene su propia Prenda Divina: Junketsu.

El fallo que le encuentro a Kill la Kill es que tiene un argumento simple, de hecho el objetivo de Ryuko es bastante sencillo a priori: acabar con Satsuki y su imperio fascista, y descubrir qué ocurrió realmente con su padre. Eso no sería un problema si no fuera porque tienen que alargar esa historia 25 capítulos (para mí el OVA cuenta como uno más), y a la larga la exhibición de energía y diversión que desprendía al inicio se diluye un poco, y eso que con el paso de los capítulos empieza a formarse algo más que una simple venganza. Sin embargo Kill la Kill siempre exhibe un gran potencial. Posee personajes de gran carisma, y batallas emocionantes y épicas al más puro estilo Dragon Ball.