Joya de los ochenta que merece un visionado y apenas ha envejecido. La historia planteada trata sobre un ser sobrenatural violador y sus continuos ataques a una mujer madre de tres hijos y con un pasado sexual marcado por los traumas. Puede sonar a broma, pero la película logra escenas angustiosas, casi asfixiantes. Los ataques sexuales del ente están rodados con buen hacer. Ataques salvajes, duros, hacen que el espectador sufra junto a la mujer al intentar ponerse en su lugar. Además esta vez el ¨psicópata de turno¨ no tiene rostro, no tiene forma, no se puede ver, incrementando así la sensación de horror.

La película juega todo el rato con las dos explicaciones eternamente enfrentadas: El médico atiende a la lógica, indagando en los deseos profundos de la protagonista, en su visión del sexo y los trastornos psíquicos que pudieron haber causado traumas pasados. Los parapsicólogos, como es de esperar, se inclinan por el suceso paranormal y creen que alguna especie de misterioso ser que no logran ver es quien viola a la pobre Carla Moran cada noche.

Se crea una atmósfera inquietante que alcanza el éxtasis con las escenas de los ataques del ente. La música ayuda a incrementar el malestar. Y no hay que olvidarse de la estupenda interpretación de Barbara Hershey.

Terror sobrenatural, tensión, sexo y ambientación. Tiene poco que envidiar a otros productos similares que encontraron su apogeo en esta época, a pesar de ser un título menos conocido.