Los científicos viven una vida muy intensa, su pensamientos, teorías, elucubraciones y experimentos llenan por completo sus vidas, hasta el punto que, algunos de ellos, pierden su relación con el mundo y hasta con su propia familia.

Henry Koster nos aporta con mucho acierto unas pinceladas sobre lo que estos seres de cerebro tan activo pueden llegar a hacer, la película es sencilla en lo que a su trama y entorno se refiere pero aporta un poso de humanidad de gran calado.

Fantástico James Stewart haciendo de “científico empedernido” recordando fórmulas complejas pero olvidando hasta en que casa vive.

La escolta femenina es también digna de mención, Marlene Dietrich siempre es un espectáculo en la pantalla destacando sobre todos los que la rodean, estupenda también Glynis Johns con un papel que aporta una enorme ternura y delicadeza.