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España España · Castellón de la Plana
Voto de mnemea:
8
La soufrière
1977 Alemania del Oeste (RFA)
Documental, Intervenciones de: Werner Herzog
7,3
642
Documental En 1976 los científicos predijeron que la isla de Guadalupe sería destruida por la erupción del volcán La Soufrière. En plena evacuación, tres hombres se echaron atrás y decidieron quedarse en la isla. Herzog filmó las últimas y fantasmales imágenes de la isla y recogió el testimonio de los hombres que decidieron esperar el fin rodeados por una jauría de perros olvidados. No se pudo rodar el final previsto porque la predicción resultó ser falsa. (FILMAFFINITY) [+]
5 de mayo de 2011
31 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca me atrevía a decir en voz alta nada sobre Herzog, pero no puedo engañarme, hace que me pregunte si fue antes el huevo o la gallina, y de gallinas sé mucho desde que conocí a Svankmajer. Hoy vi un libro sobre cómo convertir una gallina en tu más fiel mascota y supe que no lo necesitaba,, es mejor mirarlas con ojos intrigantes que amaestrarlas.

Herzog consigue que me pregunte el orden de sus fascinaciones. No sé si busca los fenómenos que siempre retrata y conoce sus historias con anterioridad, los encuentra casualmente, la gente se los entrega al conocer sus debilidades o sabe sacar de cualquiera la fiera de circo que todos ocultamos sin saberlo. Tal vez sea su modo de narrar lo que sucede, algo que no es necesariamente tan impactante lo transforma a un lenguaje considerado como el absurdo informativo que deja un rastro de magia y un legado documental sin vísceras y toda la locura de las palabras simples encadenadas o los elocuentes silencios.

Porque sus personajes no se frenan en la carne y el hueso. A veces un volcán a punto de erupcionar deja imágenes tan sórdidas como un semáforo que con su dedo acusador señala el alto a la nada. Pero Herzog lo ve y lo narra a su manera, se pasea por una ciudad que en breve resultará extinta en busca de la calma que precede cualquier tormenta y me siento fascinada ante un lugar desierto con unos pocos pies que paseen sobre él, y no puedo evitar recordar a los Pink Floyd en un anfiteatro de Pompeya, lugar derruido por la incontrolable lava del Vesubio al escuchar una popular canción que suena entre notas relajadas mientras el paraje nos sobrevuela a nosotros.

Ante la extrañeza Herzog nunca olvida el factor humano que se respalda del olvido y los hijos de Dios también están presentas aquí, de forma efímera, con pocas palabras, con la claridad de quien puede afirmar que la muerte viene y punto, la temas o no.

Pero nuevamente no va a resultar un pasaje gráfico y documental sin más, algo sucede siempre para zarandear un poco la realidad en la coctelera cerebral de Herzog, esta vez al no suceder absolutamente nada, porque se destila que de la nada, poco se puede sacar, aunque sea una falacia más.

Queda la gran pregunta: ¿Fueron los cientos de años de evolución del ecosistema quienes decidieron que se tratara de una falsa alarma o fue el paso de Werner Herzog por la isla quien convirtió ese fin del mundo en una macabra anécdota? Huevos y gallinas, el gran misterio.
mnemea
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