Atrevida, elegante, polémica, intrigante, incómoda, ingeniosa, desagradable, violenta, emocionante y apoteósica adaptación de una de las obras del dramaturgo, Tennessee Williams, apoyada en un reparto excepcional y bajo la dirección de uno de los grandes directores del cine clásico, Sydney Pollack.

Francis Ford Coppola, se encarga de adaptar la novela, con un guion que presenta y dibuja con claridad la personalidad y anhelos de los personajes protagonistas, haciendo que el interés suscitado inicialmente, no decaiga en ningún momento.

Los responsables de la película, potencian el ritmo, con la puesta en marcha y elaboración de ingeniosas secuencias de intriga, acompañadas de una elegante e inteligente ambientación, dando forma y sentido a una experiencia inolvidable, en la que: el honor, el valor y los intereses personales, se convierten en elementos fundamentales.

La presencia y labor interpretativa ofrecida por el reparto, hace que la historia cobre fuerza y sentido en muchos aspectos.

La ambientación y la fotografía, junto con los diálogos, dan sentido a una experiencia enfermiza de lo más cruel y teatral.

Propiedad condenada, queda como un apoteósico e inolvidable drama romántico.