Película de tensiones psicológicas insatisfechas. Es cierto que como película de terror no se puede entender, aunque la anuncian como tal y ello puede llevar a desencanto a mucha gente. No hay realmente casi ninguna escena de miedo o sustos. Todo se ha de entender en el ámbito de una genial metáfora sobre los demonios de la mente. Metáfora que llevada a sus últimas consecuencias, sin incursiones finales en algo más abiertamente paranormal, hubieran hecho de la película algo mejor (como en el tema de enterrar al monstruo en el sótano, trasunto de lo profundo de la psique).

Las actuaciones son realmente buenas, así como la ambientación y la técnica de dirección perfectamente depurada. Sin embargo no es sólo la posibilidad de llevarse a engaño con que sea una película de terror y no lo sea, sino que le falta también cierto grado de emción que yo al menos no he sentido, o de empatía hacia los personajes, así como una mayor capacidad de explicar esa metáfora que sugiere pero que al final no termina de ser muy clara o consecuente, por así decir.

Pese a que la película tiene muchos elementos positivos, que he mencionado más atrás, a mí me ha dejado sin embargo como a tanta gente insatisfecho, y siendo tan correcta y original, sinceramente a mis conocidos no les recomendaría gastar nueve euros en verla.