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Voto de toribiodeporra:
2
Acción. Fantástico. Terror Abraham Lincoln, además de ser Presidente de los Estados Unidos, también fue un cazador de vampiros tras enterarse de que su madre murió asesinada a garras de una de esas criaturas sobrenaturales, dando pie así a una visión fresca y visceral de las sangrientas tradiciones vampíricas, imaginando a Lincoln como el más grande cazador de no-muertos de la Historia. (FILMAFFINITY)
9 de diciembre de 2013
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¡Alegrémonos! Estamos ante el nacimiento de un nuevo estilo cinematográfico: El biopic histórico-histérico de ciencia-ficción-terror. No sé si debería añadir además "humorístico", pero a tenor de la seriedad con que se han tomado esta película, lo dudo. Porque, aunque el titulo (Abraham Lincoln, cazador de vampiros), pueda inducir a pensar que se trata de una broma gamberra, no es así. El director a la cabeza, y el resto del equipo detrás, parecen haberse imbuido de un espíritu trascendente y han querido vender este engendro como una muestra de genialidad. El resultado, aunque caigamos en lo obvio, es, sencillamente, ridículo. Pero dejando a un lado el descabellado argumento -¡que no es fácil!- nos encontramos con un montaje lleno de elipsis temporales que más parecen saltos de teletransportación al más puro estilo Star Trek: En un momento vemos al joven Abraham (una mezcla entre Randi Quaid adelgazado y el narizotas encargado del vídeo club de "Aquí no hay quien viva") estudiando derecho sobre el mostrador de una tienda de ultramarinos, y de pronto nos lo encontramos sentado en el despacho oval con cincuenta añazos a su espalda y una barbita que recuerda sospechosamente a un Rajoy desbigotado. Pero el medio siglo no le impide al bueno de Abe, brincar desaforadamente a lomos de un tren de vapor mientras lucha, a golpe de hacha, con hordas de vampiros vestidos de confederados (¡me descojono!) y evitando los chispazos que vomitan las chimeneas del convoy.

La verdad es que podríamos estar horas hablando de esta película, porque tiene miles de lindezas susceptibles de formar parte de un tratado de la enormidad.

Yo me senté creyendo que me iba a encontrar algo similar a Van Helsing, o los Hermanos Grimm...; pensé que me iba a evadir con algo diferente que dejaría descansar a mi cabeza de profundidades abisales filosóficas; imaginé que pasaría un rato entretenido, sin más. Pero no fue así. Me aburrió soberanamente; por no hacerme, no me hizo ni gracia. Porque la Historia no se ha reescrito (como me pasó por un momento al ver "Malditos bastardos") ni han conseguido aportar nada que no sea bochorno o vergüenza ajena.

Eso sí, han sentado un precedente que puede resultar un filón aprovechable para nuestro cine.

Aquí os dejo algunos ejemplos, por si algún productor osado quiere tomar nota:

1.- Cánovas del Castillo, defenestrador de monstruos.
2.- Niceto Alcalá Zamora contra el hijo de Frankenstein.
3.- Indalecio Prieto y la maldición de la momia.
4.- Emilio Castelar, externinador de brujas.

Y así podríamos iros hacia atrás (Felipe II, destructor de los hijos del demonio) o mirar a nuestra historia más reciente y rescatar, por ejemplo, a Rubalcaba para que aniquile a los chupacabras del altiplano. Como veréis, las posibilidades son infinitas.
toribiodeporra
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