Cuando ya parecía que nada más se podía hacer con relación a este clásico de la literatura navideña, irrumpe esta miniserie británica de 2019, protagonizada por un solvente Guy Pearce y creada por un prestigioso Steven Knight. ¿Qué aporta al clásico? En mi opinión cierta hondura sicológica de los personajes, así como diálogos elaborados y ciertamente poéticos, sin que resulten ser pomposos. Ayuda a conocer más el origen del mal que inunda el alma de Scrooge (al menos de este Scrooge) y podría explicar algunas cosas que, quizá, se dejen sin explicar en las distintas películas basadas en este cuento e, incluso, en el libro de Dickens. Ahora bien, debemos de situar esas explicaciones en el ámbito de la imaginación del guionista porque nada de eso forma parte de la literatura dickensiana o, al menos, no creo que fuera el propósito del literato inglés explicar con detalle de dónde deriva esa aversión a la Navidad del protagonista más allá de ese enclaustramiento del joven Scrooge en el orfanato por mor de un padre a él enfrentado o, tal vez, enfrentado a la vida. Por lo demás, esta serie nos sorprende por su buena puesta en escena y perfecto decorado que conecta muy bien con la época que retrata, lo que demuestra que no es una serie de bajo presupuesto. Su sonido también es destacable.
Como conclusión se podría decir que merece la pena ver esta nueva versión en serie porque ofrece una visión diferenciada de lo que hemos visto hasta ahora.