Esta es la segunda película francesa que veo que me deja realmente muy marcado. La otra es “Irreversible” de Gaspar Noé.
“Martyrs” es un film de culto que ha tardado más de una década en distribuirse en versión doblada en España. Su fama proviene de círculos de festivales y de comentarios en internet, pues hasta ahora no se ha podido ver aquí en la lengua de Cervantes, y ni mucho menos en salas comerciales. Tras verla, no me extraña esto, pues está cargada de violencia visceral, incorrección política y escaso enfoque taquillero, que además no se esfuerza en darnos las cosas masticadas del todo, teniendo que leer un poco entre líneas para entenderla al completo.
Sinceramente creo que es digna de estar entre los títulos más “gore” y desagradables de la historia del cine. Pero, a diferencia de mitos sobrevalorados como “Holocausto caníbal” o “La matanza de Texas”, creo que esta sí que ofrece una historia coherente con interpretaciones bien hechas, en donde la sangre y la brutalidad encuentra un cierto sentido, aunque al principio lo más probable es que no entendamos absolutamente nada.
El director sabe llevarnos por una montaña rusa de escenas impactantes, un descenso al infierno de Dante que, al mismo tiempo, resulta fascinante y que me ha provocado mucha curiosidad por saber que sucedió en el pasado de las protagonistas y qué demonios está pasando en esta casa familiar. ¿A qué viene tanto extremismo?
No deja de ser, en el fondo, un thriller minimalista con poquísimos personajes en un entorno limitado y con una ambientación cada vez más opresiva y con tensión en todo momento.
También es, a ratos, terror muy conseguido gracias al maquillaje y a la realización, que conforma escenas de cierta inquietud.
Sin duda, habrá mucha gente a la que le cueste digerirla, pero es un film inmersivo del que te afecta sin que tampoco quieras apartar la vista, con un sentido medido de la atracción por la violencia. No es fácil de olvidar, o que no te provoque algún tipo de sentimiento, aunque sea puro asco. Y eso, de una forma u otra, tiene que tener algo de mérito, digo yo.